Marc Jonson
12 in a Room
18,00€ 10,00€
Munster
Marc Jonson
12 in a Room
¿Cómo se pueden crear tres minutos de música que de algún modo toquen el alma y conecten misteriosamente con los sueños y deseos más privados? En 12 In A Room, Marc Jonson da una estupenda lección sobre cómo hacerlo – Kristine McKenna Grabado y producido por él mismo, el segundo álbum de Marc Jonson se publicó en 1992, dos décadas después de su debut, Years, obra maestra del psych folk/pop barroco. 12 In A Room fue otra magnífica muestra de su talento para la música pop, ahora disponible en vinilo por primera vez. Vinilo de 180 gramos. Incluye CD.
¿De dónde vienen las canciones? Del aire. Para aquellos que pueden sintonizar sus frecuencias, el aire – esta habitación, la estación de metro de la calle Cuatro – tiembla y se estremece con los lamentos y exhalaciones de ángeles subsónicos. Un incidente en la calle Bleecker (esa gran serpiente que recorre los dos Villages de Nueva York): alguien ha bajado de su bicicleta en medio de la carretera. El tráfico se para. Pitan las bocinas, vuelan los insultos. Él no oye nada, está atendiendo a sus fantasmas acústicos. Una melodía llega a mi cabeza, ‘da-da-dah-da, show me some mer-cy’, y me pregunto si es una canción de la Motown de los sesenta. Y de repente pienso oh-oh, no, es mía. Tengo que escribirla. Así que corre hasta una tienda y compra un bolígrafo y un bloc de notas. Y luego sube a su habitación, el eterno espacio adolescente donde todo se detiene, donde sueña y planea, se ríe del ayer y lo registra en cinta. Desde el tema inicial tan ELO a la cósmica ‘Love Radiates Around’, de las baladas de amor encantadas al sentimiento herido de ‘Larry Stein’, de las duras condiciones de ‘Cold Weather’ al abatimiento de ‘Desperate’, todos los temas del disco fueron compuestos, grabados y producidos en un cuatro pistas TEAC en una habitación de cuatro por tres metros de la calle Cornelia. Es parecido a rodar tu propia película e interpretar todos los papeles. Las nubes pasan – el reloj no hace tic tac – llega la noche – rasgueo de guitarras – el pulso de la calle – suena la batería – reverb – mezclar a dos pistas – descansar hasta la tarde – llamar para que alguien lo escuche por el teléfono – ¿se entienden las palabras? Tengo hambre – ¿quieres comer algo y dar un paseo conmigo? Pero también hay algo de científico loco. Es donde conecto con la esencia. Marc a los controles – tocando todos los botones – él es todas las personas del universo y está despegando. La cabeza explota hasta llenar toda la habitación. La cabeza es la habitación. ¡La habitación está viva! Una canción es un resumen del modo en que sentimos un cierto momento en el tiempo, dice. Ahí se encuentra el verdadero clima, dentro. David Dalton
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¿De dónde vienen las canciones? Del aire. Para aquellos que pueden sintonizar sus frecuencias, el aire – esta habitación, la estación de metro de la calle Cuatro – tiembla y se estremece con los lamentos y exhalaciones de ángeles subsónicos. Un incidente en la calle Bleecker (esa gran serpiente que recorre los dos Villages de Nueva York): alguien ha bajado de su bicicleta en medio de la carretera. El tráfico se para. Pitan las bocinas, vuelan los insultos. Él no oye nada, está atendiendo a sus fantasmas acústicos. Una melodía llega a mi cabeza, ‘da-da-dah-da, show me some mer-cy’, y me pregunto si es una canción de la Motown de los sesenta. Y de repente pienso oh-oh, no, es mía. Tengo que escribirla. Así que corre hasta una tienda y compra un bolígrafo y un bloc de notas. Y luego sube a su habitación, el eterno espacio adolescente donde todo se detiene, donde sueña y planea, se ríe del ayer y lo registra en cinta. Desde el tema inicial tan ELO a la cósmica ‘Love Radiates Around’, de las baladas de amor encantadas al sentimiento herido de ‘Larry Stein’, de las duras condiciones de ‘Cold Weather’ al abatimiento de ‘Desperate’, todos los temas del disco fueron compuestos, grabados y producidos en un cuatro pistas TEAC en una habitación de cuatro por tres metros de la calle Cornelia. Es parecido a rodar tu propia película e interpretar todos los papeles. Las nubes pasan – el reloj no hace tic tac – llega la noche – rasgueo de guitarras – el pulso de la calle – suena la batería – reverb – mezclar a dos pistas – descansar hasta la tarde – llamar para que alguien lo escuche por el teléfono – ¿se entienden las palabras? Tengo hambre – ¿quieres comer algo y dar un paseo conmigo? Pero también hay algo de científico loco. Es donde conecto con la esencia. Marc a los controles – tocando todos los botones – él es todas las personas del universo y está despegando. La cabeza explota hasta llenar toda la habitación. La cabeza es la habitación. ¡La habitación está viva! Una canción es un resumen del modo en que sentimos un cierto momento en el tiempo, dice. Ahí se encuentra el verdadero clima, dentro. David Dalton
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12 in a Room
¿Cómo se pueden crear tres minutos de música que de algún modo toquen el alma y conecten misteriosamente con los sueños y deseos más privados? En 12 In A Room, Marc Jonson da una estupenda lección sobre cómo hacerlo – Kristine McKenna Grabado y producido por él mismo, el segundo álbum de Marc Jonson se publicó en 1992, dos décadas después de su debut, Years, obra maestra del psych folk/pop barroco. 12 In A Room fue otra magnífica muestra de su talento para la música pop, ahora disponible en vinilo por primera vez. Vinilo de 180 gramos. Incluye CD.
¿De dónde vienen las canciones? Del aire. Para aquellos que pueden sintonizar sus frecuencias, el aire – esta habitación, la estación de metro de la calle Cuatro – tiembla y se estremece con los lamentos y exhalaciones de ángeles subsónicos. Un incidente en la calle Bleecker (esa gran serpiente que recorre los dos Villages de Nueva York): alguien ha bajado de su bicicleta en medio de la carretera. El tráfico se para. Pitan las bocinas, vuelan los insultos. Él no oye nada, está atendiendo a sus fantasmas acústicos. Una melodía llega a mi cabeza, ‘da-da-dah-da, show me some mer-cy’, y me pregunto si es una canción de la Motown de los sesenta. Y de repente pienso oh-oh, no, es mía. Tengo que escribirla. Así que corre hasta una tienda y compra un bolígrafo y un bloc de notas. Y luego sube a su habitación, el eterno espacio adolescente donde todo se detiene, donde sueña y planea, se ríe del ayer y lo registra en cinta. Desde el tema inicial tan ELO a la cósmica ‘Love Radiates Around’, de las baladas de amor encantadas al sentimiento herido de ‘Larry Stein’, de las duras condiciones de ‘Cold Weather’ al abatimiento de ‘Desperate’, todos los temas del disco fueron compuestos, grabados y producidos en un cuatro pistas TEAC en una habitación de cuatro por tres metros de la calle Cornelia. Es parecido a rodar tu propia película e interpretar todos los papeles. Las nubes pasan – el reloj no hace tic tac – llega la noche – rasgueo de guitarras – el pulso de la calle – suena la batería – reverb – mezclar a dos pistas – descansar hasta la tarde – llamar para que alguien lo escuche por el teléfono – ¿se entienden las palabras? Tengo hambre – ¿quieres comer algo y dar un paseo conmigo? Pero también hay algo de científico loco. Es donde conecto con la esencia. Marc a los controles – tocando todos los botones – él es todas las personas del universo y está despegando. La cabeza explota hasta llenar toda la habitación. La cabeza es la habitación. ¡La habitación está viva! Una canción es un resumen del modo en que sentimos un cierto momento en el tiempo, dice. Ahí se encuentra el verdadero clima, dentro. David Dalton
¿Cómo se pueden crear tres minutos de música que de algún modo toquen el alma y conecten misteriosamente con los sueños y deseos más privados? En 12 In A Room, Marc Jonson da una estupenda lección sobre cómo hacerlo – Kristine McKenna Grabado y producido por él mismo, el segundo álbum de Marc Jonson se publicó en 1992, dos décadas después de su debut, Years, obra maestra del psych folk/pop barroco. 12 In A Room fue otra magnífica muestra de su talento para la música pop, ahora disponible en vinilo por primera vez. Vinilo de 180 gramos. Incluye CD.
¿De dónde vienen las canciones? Del aire. Para aquellos que pueden sintonizar sus frecuencias, el aire – esta habitación, la estación de metro de la calle Cuatro – tiembla y se estremece con los lamentos y exhalaciones de ángeles subsónicos. Un incidente en la calle Bleecker (esa gran serpiente que recorre los dos Villages de Nueva York): alguien ha bajado de su bicicleta en medio de la carretera. El tráfico se para. Pitan las bocinas, vuelan los insultos. Él no oye nada, está atendiendo a sus fantasmas acústicos. Una melodía llega a mi cabeza, ‘da-da-dah-da, show me some mer-cy’, y me pregunto si es una canción de la Motown de los sesenta. Y de repente pienso oh-oh, no, es mía. Tengo que escribirla. Así que corre hasta una tienda y compra un bolígrafo y un bloc de notas. Y luego sube a su habitación, el eterno espacio adolescente donde todo se detiene, donde sueña y planea, se ríe del ayer y lo registra en cinta. Desde el tema inicial tan ELO a la cósmica ‘Love Radiates Around’, de las baladas de amor encantadas al sentimiento herido de ‘Larry Stein’, de las duras condiciones de ‘Cold Weather’ al abatimiento de ‘Desperate’, todos los temas del disco fueron compuestos, grabados y producidos en un cuatro pistas TEAC en una habitación de cuatro por tres metros de la calle Cornelia. Es parecido a rodar tu propia película e interpretar todos los papeles. Las nubes pasan – el reloj no hace tic tac – llega la noche – rasgueo de guitarras – el pulso de la calle – suena la batería – reverb – mezclar a dos pistas – descansar hasta la tarde – llamar para que alguien lo escuche por el teléfono – ¿se entienden las palabras? Tengo hambre – ¿quieres comer algo y dar un paseo conmigo? Pero también hay algo de científico loco. Es donde conecto con la esencia. Marc a los controles – tocando todos los botones – él es todas las personas del universo y está despegando. La cabeza explota hasta llenar toda la habitación. La cabeza es la habitación. ¡La habitación está viva! Una canción es un resumen del modo en que sentimos un cierto momento en el tiempo, dice. Ahí se encuentra el verdadero clima, dentro. David Dalton