Las chicas Vampisoul atacan de nuevo. Y por tercera vez. Y, aunque nunca dejaron de hacerlo entre coleccionistas y buenos conocedores del género, aquí están, una vez más y tras el tiempo trascurrido, prestas a ser degustadas con la misma intensidad que hace medio siglo. Porque estas hijas de su tiempo y en aquellas décadas musicales de los años 60 y 70, el periodo que esta compilación recorre, manejaron con arrojo los acotados espacios de libertad que en esos días se podían permitir. Y lo hicieron con actitud, en busca del repertorio adecuado, mostrando orgullosas una novedosa –y descarada– propuesta personal y, en muchos casos, más allá del recatado tono medio que el mainstream femenino local exhibía usualmente. ¡Ah!… y con astucia: conocedoras de que el despistado censor de turno no le daba la vuelta al disco, limitando su escucha al tema que la compañía discográfica señalaba como objetivo, allí mismo, al otro lado, en esa oscura cara B del mismo, se aplicaron ellas alojando muchos de sus trabajos más rupturistas. Ese lado oscuro y excitante del disco que siempre fue una tentación para el coleccionista.

Poco que ver con el signo de los tiempos actuales, felizmente en plena libertad y visibilidad, los discos modernos de estas descaradas chicas llegaron hasta donde llegaron, e incluso algunas, un poquito más. Todo un mapa costumbrista del que esta colección que tienes en tus manos se enseñorea, mostrando las pequeñas conquistas socio-musicales que estos apreciables discos incorporaban más allá del eterno y socorrido tema del amor juvenil. De modo que por sus osados surcos también aparece el descaro, el sexo, la rivalidad chico-chica, la defensa de la liberadora moda femenina y, en definitiva y sobre todo, el decir en voz alta todo aquello que pensaban. Y se hizo sobre un variado abanico de estilos musicales: ye-yé, twist, sonido disco, beat, popcorn, flamenco pop o northern soul, y, aún más sorprendente, apoyadas a menudo en un tono vital siempre cotidiano, natural y desacomplejado que bien debió escocer a más de uno.

Como ya se hizo en anteriores volúmenes del “¡Chicas!”, el contenido de esta tercera entrega recoge igualmente algunas de ellas no nacidas en nuestro país y que, sin embargo, por su trayectoria, cambio de su idioma original al español o sus prolongadas giras y estancias locales, cuando no residencia oficial, sus discos fueron creados, grabados o producidos en nuestros lares. Sin duda, todos salimos ganando. Como en el conocido caso de un grupo tan “nuestro” como Los Bravos: de todos los cantantes que pasaron por sus filas, cuatro de ellos fueron extranjeros. Así si explica perfectamente esa política nuestra de puertas abiertas. Spain is different. Para todo. Pero vamos a lo serio y al rito: el vinilo sobre el plato y la ansiosa aguja posándose sobre el disco.