Deep In The Heart Of Nowhere

Claw Hammer

Deep In The Heart Of Nowhere

DESCUENTO

Munster

Claw Hammer

Deep In The Heart Of Nowhere


SKU: MR 292  |  ,

Grabado directamente en una mesa de mezclas profesional. Portada pot Art Chantry. LP con carpeta abierta y fundas interiores impresas. Notas interiores escritas por Bob Lee, el batería de la banda. Vinilo de edición limitada a 500 copias

Este álbum en directo es un apabullante documento sónico de una de las bandas americanas más inclasificables de los 90. En 1995, en medio de un tour que a menudo se topó con la indiferencia e incomprensión de audiencias que no estaban preparadas para su asalto frontal, Claw Hammer grabaron un concierto en Dallas que revela el único, salvaje y físico estilo que sólo ellos poseían. Tocar en un club de Dallas con capacidad para 750 personas delante de una audiencia de dos no fue el momento más bajo del tour de Claw Hammer en la primavera de 1995. Ese honor le correspondió a un concierto en Toledo, Ohio, unas dos semanas antes, donde nos pagaron MIL dolares, la cantidad más alta de nuestra gira, por tocar 90 minutos en un lugar que se parecía al vestíbulo de un club para adolescentes. Durante hora y media vi a unas 500 personas entrar por la puerta, pararse en un punto del suelo, mirarnos durante menos de diez segundos, para luego dar la vuelta y hacer cola en las escaleras que llevaban al bajo, donde un equipo de sonido más potente que el nuestro entretenía a la multitud haciendo sonar ‘Gin And Juice’ a tope. Ya nos habíamos cansado de esta situación de mierda después de 75 minutos pero el club quería que cumpliéramos con nuestro contrato, así que seguimos, con una versión épica de ‘Sick Fish Belly Up’ que acabó en una de las jams de ruido más chirriantes y desbocadas de las que yo he formado parte. Simplemente decidimos silenciar los ritmos disco, pulverizar cualquier cosa a la vista con ruido blanco y dedicar un gigante ‘que te jodan’ a las extrañas y desafortunadas circunstancias que parecían rodearnos en todo momento. Cuando llegamos a Dallas, nos daba igual cuánta gente venía a vernos. En cuanto entramos en Trees, nos dimos cuenta de que no era un local de rock & roll, que solían ser los únicos sitios que se nos daban bien si era nuestra primera vez en una ciudad. Pero nuestro técnico de sonido, Joe, estaba contento, y dijo que era el mejor sistema de sonido con el que había trabajado. Le pasé una cinta para hacer una grabación desde la mesa, cuyo resultado es este álbum. Mi mayor recuerdo de este concierto es que nos habíamos pasado comiendo tacos, burritos y chimichangas en un restaurante mexicano de la esquina y volvimos caminando como patos al local, habiendo perdido la noción del tiempo, sólo diez minutos antes de tocar. Eso podría explicar por qué sonamos tan bien en esta grabación, estábamos demasiado llenos para dar saltos y de todos modos no había nadie mirando. Así que nos controlamos en el escenario y tocamos los temas mientras intentábamos no devolver los refritos. Lo que recuerdo de los conciertos de aquella gira es que intentamos disfrutarlos todos en el aspecto musical. No puedes deprimirte porque nadie venga a verte tocar, eso está fuera de tu control. Pero bajar del escenario sabiendo que acabas de soltar un truño, eso sí que es deprimente. Estábamos dispuestos a tocar lo que queríamos, pasase lo que pasase. Bob Lee
The Drums

Una de las bandas americanas más inclasificables de los 90. Su estilo era único, salvaje, físico... y sólo ellos lo poseían.

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Grabado directamente en una mesa de mezclas profesional. Portada pot Art Chantry. LP con carpeta abierta y fundas interiores impresas. Notas interiores escritas por Bob Lee, el batería de la banda. Vinilo de edición limitada a 500 copias

Este álbum en directo es un apabullante documento sónico de una de las bandas americanas más inclasificables de los 90. En 1995, en medio de un tour que a menudo se topó con la indiferencia e incomprensión de audiencias que no estaban preparadas para su asalto frontal, Claw Hammer grabaron un concierto en Dallas que revela el único, salvaje y físico estilo que sólo ellos poseían. Tocar en un club de Dallas con capacidad para 750 personas delante de una audiencia de dos no fue el momento más bajo del tour de Claw Hammer en la primavera de 1995. Ese honor le correspondió a un concierto en Toledo, Ohio, unas dos semanas antes, donde nos pagaron MIL dolares, la cantidad más alta de nuestra gira, por tocar 90 minutos en un lugar que se parecía al vestíbulo de un club para adolescentes. Durante hora y media vi a unas 500 personas entrar por la puerta, pararse en un punto del suelo, mirarnos durante menos de diez segundos, para luego dar la vuelta y hacer cola en las escaleras que llevaban al bajo, donde un equipo de sonido más potente que el nuestro entretenía a la multitud haciendo sonar ‘Gin And Juice’ a tope. Ya nos habíamos cansado de esta situación de mierda después de 75 minutos pero el club quería que cumpliéramos con nuestro contrato, así que seguimos, con una versión épica de ‘Sick Fish Belly Up’ que acabó en una de las jams de ruido más chirriantes y desbocadas de las que yo he formado parte. Simplemente decidimos silenciar los ritmos disco, pulverizar cualquier cosa a la vista con ruido blanco y dedicar un gigante ‘que te jodan’ a las extrañas y desafortunadas circunstancias que parecían rodearnos en todo momento. Cuando llegamos a Dallas, nos daba igual cuánta gente venía a vernos. En cuanto entramos en Trees, nos dimos cuenta de que no era un local de rock & roll, que solían ser los únicos sitios que se nos daban bien si era nuestra primera vez en una ciudad. Pero nuestro técnico de sonido, Joe, estaba contento, y dijo que era el mejor sistema de sonido con el que había trabajado. Le pasé una cinta para hacer una grabación desde la mesa, cuyo resultado es este álbum. Mi mayor recuerdo de este concierto es que nos habíamos pasado comiendo tacos, burritos y chimichangas en un restaurante mexicano de la esquina y volvimos caminando como patos al local, habiendo perdido la noción del tiempo, sólo diez minutos antes de tocar. Eso podría explicar por qué sonamos tan bien en esta grabación, estábamos demasiado llenos para dar saltos y de todos modos no había nadie mirando. Así que nos controlamos en el escenario y tocamos los temas mientras intentábamos no devolver los refritos. Lo que recuerdo de los conciertos de aquella gira es que intentamos disfrutarlos todos en el aspecto musical. No puedes deprimirte porque nadie venga a verte tocar, eso está fuera de tu control. Pero bajar del escenario sabiendo que acabas de soltar un truño, eso sí que es deprimente. Estábamos dispuestos a tocar lo que queríamos, pasase lo que pasase. Bob Lee
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Grabado directamente en una mesa de mezclas profesional. Portada pot Art Chantry. LP con carpeta abierta y fundas interiores impresas. Notas interiores escritas por Bob Lee, el batería de la banda. Vinilo de edición limitada a 500 copias

Este álbum en directo es un apabullante documento sónico de una de las bandas americanas más inclasificables de los 90. En 1995, en medio de un tour que a menudo se topó con la indiferencia e incomprensión de audiencias que no estaban preparadas para su asalto frontal, Claw Hammer grabaron un concierto en Dallas que revela el único, salvaje y físico estilo que sólo ellos poseían. Tocar en un club de Dallas con capacidad para 750 personas delante de una audiencia de dos no fue el momento más bajo del tour de Claw Hammer en la primavera de 1995. Ese honor le correspondió a un concierto en Toledo, Ohio, unas dos semanas antes, donde nos pagaron MIL dolares, la cantidad más alta de nuestra gira, por tocar 90 minutos en un lugar que se parecía al vestíbulo de un club para adolescentes. Durante hora y media vi a unas 500 personas entrar por la puerta, pararse en un punto del suelo, mirarnos durante menos de diez segundos, para luego dar la vuelta y hacer cola en las escaleras que llevaban al bajo, donde un equipo de sonido más potente que el nuestro entretenía a la multitud haciendo sonar ‘Gin And Juice’ a tope. Ya nos habíamos cansado de esta situación de mierda después de 75 minutos pero el club quería que cumpliéramos con nuestro contrato, así que seguimos, con una versión épica de ‘Sick Fish Belly Up’ que acabó en una de las jams de ruido más chirriantes y desbocadas de las que yo he formado parte. Simplemente decidimos silenciar los ritmos disco, pulverizar cualquier cosa a la vista con ruido blanco y dedicar un gigante ‘que te jodan’ a las extrañas y desafortunadas circunstancias que parecían rodearnos en todo momento. Cuando llegamos a Dallas, nos daba igual cuánta gente venía a vernos. En cuanto entramos en Trees, nos dimos cuenta de que no era un local de rock & roll, que solían ser los únicos sitios que se nos daban bien si era nuestra primera vez en una ciudad. Pero nuestro técnico de sonido, Joe, estaba contento, y dijo que era el mejor sistema de sonido con el que había trabajado. Le pasé una cinta para hacer una grabación desde la mesa, cuyo resultado es este álbum. Mi mayor recuerdo de este concierto es que nos habíamos pasado comiendo tacos, burritos y chimichangas en un restaurante mexicano de la esquina y volvimos caminando como patos al local, habiendo perdido la noción del tiempo, sólo diez minutos antes de tocar. Eso podría explicar por qué sonamos tan bien en esta grabación, estábamos demasiado llenos para dar saltos y de todos modos no había nadie mirando. Así que nos controlamos en el escenario y tocamos los temas mientras intentábamos no devolver los refritos. Lo que recuerdo de los conciertos de aquella gira es que intentamos disfrutarlos todos en el aspecto musical. No puedes deprimirte porque nadie venga a verte tocar, eso está fuera de tu control. Pero bajar del escenario sabiendo que acabas de soltar un truño, eso sí que es deprimente. Estábamos dispuestos a tocar lo que queríamos, pasase lo que pasase. Bob Lee
The Drums

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Grabado directamente en una mesa de mezclas profesional. Portada pot Art Chantry. LP con carpeta abierta y fundas interiores impresas. Notas interiores escritas por Bob Lee, el batería de la banda. Vinilo de edición limitada a 500 copias

Este álbum en directo es un apabullante documento sónico de una de las bandas americanas más inclasificables de los 90. En 1995, en medio de un tour que a menudo se topó con la indiferencia e incomprensión de audiencias que no estaban preparadas para su asalto frontal, Claw Hammer grabaron un concierto en Dallas que revela el único, salvaje y físico estilo que sólo ellos poseían. Tocar en un club de Dallas con capacidad para 750 personas delante de una audiencia de dos no fue el momento más bajo del tour de Claw Hammer en la primavera de 1995. Ese honor le correspondió a un concierto en Toledo, Ohio, unas dos semanas antes, donde nos pagaron MIL dolares, la cantidad más alta de nuestra gira, por tocar 90 minutos en un lugar que se parecía al vestíbulo de un club para adolescentes. Durante hora y media vi a unas 500 personas entrar por la puerta, pararse en un punto del suelo, mirarnos durante menos de diez segundos, para luego dar la vuelta y hacer cola en las escaleras que llevaban al bajo, donde un equipo de sonido más potente que el nuestro entretenía a la multitud haciendo sonar ‘Gin And Juice’ a tope. Ya nos habíamos cansado de esta situación de mierda después de 75 minutos pero el club quería que cumpliéramos con nuestro contrato, así que seguimos, con una versión épica de ‘Sick Fish Belly Up’ que acabó en una de las jams de ruido más chirriantes y desbocadas de las que yo he formado parte. Simplemente decidimos silenciar los ritmos disco, pulverizar cualquier cosa a la vista con ruido blanco y dedicar un gigante ‘que te jodan’ a las extrañas y desafortunadas circunstancias que parecían rodearnos en todo momento. Cuando llegamos a Dallas, nos daba igual cuánta gente venía a vernos. En cuanto entramos en Trees, nos dimos cuenta de que no era un local de rock & roll, que solían ser los únicos sitios que se nos daban bien si era nuestra primera vez en una ciudad. Pero nuestro técnico de sonido, Joe, estaba contento, y dijo que era el mejor sistema de sonido con el que había trabajado. Le pasé una cinta para hacer una grabación desde la mesa, cuyo resultado es este álbum. Mi mayor recuerdo de este concierto es que nos habíamos pasado comiendo tacos, burritos y chimichangas en un restaurante mexicano de la esquina y volvimos caminando como patos al local, habiendo perdido la noción del tiempo, sólo diez minutos antes de tocar. Eso podría explicar por qué sonamos tan bien en esta grabación, estábamos demasiado llenos para dar saltos y de todos modos no había nadie mirando. Así que nos controlamos en el escenario y tocamos los temas mientras intentábamos no devolver los refritos. Lo que recuerdo de los conciertos de aquella gira es que intentamos disfrutarlos todos en el aspecto musical. No puedes deprimirte porque nadie venga a verte tocar, eso está fuera de tu control. Pero bajar del escenario sabiendo que acabas de soltar un truño, eso sí que es deprimente. Estábamos dispuestos a tocar lo que queríamos, pasase lo que pasase. Bob Lee
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