Durante la edad de oro del vinilo —desde los años 60 hasta los 80—, Colombia produjo una asombrosa cantidad de discos de 45 rpm, muchos de ellos no asociados a álbumes completos, que aún hoy siguen sorprendiendo a coleccionistas y amantes de la música.

Esta abundancia puede explicarse por diversos factores: su bajo coste, la demanda de las gramolas, la promoción radiofónica o, sencillamente, el placer de regalar una pequeña joya musical a un ser querido. Fuera cual fuera el motivo, estos pequeños discos viajaron lejos, llegando en ocasiones a países lejanos —especialmente México—, llevados por DJs, coleccionistas o a través de las ondas de radios pirata. Se convirtieron en pasaportes culturales, difundiendo salsa, cumbia, son montuno y mucho más.

Esta cuidada selección pone el foco en 45s de salsa difíciles de encontrar del catálogo de Discos Fuentes: rarezas que durante años pasaron desapercibidas, pero que siguen encendiendo las pistas de baile. Son grabaciones editadas en tiradas limitadas, con interpretaciones magistrales, metales ardientes, ritmos inolvidables y letras que reflejan la riqueza y diversidad del panorama musical colombiano.

Entre los artistas destacados están: Super Combo “Los Famosos”, con su irresistible himno callejero ‘El Bailador de la esquina’, que captura la esencia de la vida de barrio en Cali; Sexteto Manaure, con un son conmovedor que combina orgullo regional y nostalgia poética; y La Protesta de Colombia, una banda revolucionaria de Barranquilla que dio sus primeros pasos al joven Joe Arroyo y canalizó el pulso rebelde de su época.

La compilación incluye también experimentos de estudio y versiones, en los que artistas como Piper Pimienta, Galileo y Su Banda o La Integración reinterpretaron grandes éxitos —desde boleros hasta vallenatos— con una mirada salsera marcadamente colombiana.

Cada pista cuenta una historia: de ambición artística, de cambio social, de identidad regional o simplemente de alegría. Algunas fueron intentos de éxito, otras expresiones personales o curiosidades de estudio. Todas comparten una autenticidad que sigue vibrando con fuerza.

Estas joyas olvidadas, dispersas durante décadas entre cajas polvorientas y gramolas en desuso, ahora cobran nueva vida. No hablan solo del pasado, sino de un ritmo eterno que sigue inspirando a bailarines y soñadores por igual.