Los Amaya
Los Amaya y su Combo Gitano
18,00€
Vampisoul
Los Amaya
Los Amaya y su Combo Gitano
Publicado originalmente en 1971, el debut de Los Amaya representó un momento crucial para la rumba: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana.
Publicado en 1971 por EMI, el LP de debut de los hermanos José (La Coruña, 1950) y Delfín (Oviedo, 1952) Amaya con su Combo Gitano es el principio y el fin, el Alfa y el Omega de un movimiento cultural, el de la rumba, que arrasaría con su ritmo bailón todo el territorio discotequero de España y más allá. Porque lo que Los Amaya y su Combo Gitano lograron aquí era algo a lo que nadie se había acercado antes y a lo que nadie se volvería a acercar. Ni siquiera ellos mismos más allá tal vez de los dos siguientes elepés, pese a una larga y exitosa carrera a la que le quedaban por delante sus mayores éxitos de público, como ‘Vete’.Ya Lola Flores, el Príncipe Gitano o Dolores Abril habían cantado a lo moderno-pero-español, al gitano yeyé y beatnik; ya están entre nosotros Bambino, la Terremoto y el Noi; ya Peret, Chacho, Antonio González e innumerables gitanos andaluces antes que ellos han traído el sabor caribeño a la música aflamencada y folclórica que se va a convertir en bandera de nuestro país de pandereta en transición. Pero es cuando llegan Los Amaya que esta profecía yeyé se hace carne: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana. Los Amaya anuncian un nuevo reino -el de la rumba eléctrica, rumba ácida o rumba pop – en el que morarán muy pronto Las Grecas, Los Chichos, Los Chorbos y prácticamente toda la rumba española posterior. Las causas de este milagro hecho disco son varias. Una identidad calé “moderna y de capital”, como cantaba Peret. Unos gustos tradicionales (la música gitana que llevan en la sangre, ya que los hermanos Delfín y José Amaya son sobrinos de la inmortal Carmen Amaya). Pero también modernos: en el club de alterne donde tocan, en el epicentro rumbero del barrio del Raval de Barcelona, a veces también escuchan, en los discos del señor policía que regenta el establecimiento, sonidos bailables caribeños del momento o de pocos años atrás (éxitos de los sellos nuyorican Tico, Alegre, Fania o Ansonia). De ese club y de esa bendita gramola o tocadiscos sacan un repertorio impecable. Tenemos ‘Caramelos’, originalmente de Celia Cruz con la Sonora Matancera, Sonora que también popularizó ‘Vive la vida hoy’, aquí con un innovador fuzz eléctrico; ‘En Casa de Pepe’, del trombonista boricua Mon Rivera; ‘Bailadores’, compuesta por Héctor Rivera y popularizada por Joe Cuba; o un totalmente cambiado ‘Bacalao salao’ de Tito Rodríguez. De momentos más tiernos en el mismo club, tal vez, saldrían maravillas jíbaras como el célebre ‘Pena, tristeza y dolor’ o el no menos popular ‘Qué mala suerte la mía’, ambas del gran Toñín Romero, cuyo compatriota jibarito Baltazar Carrero escribió la gran ‘Ya la pagarás’. En los cines del barrio ven los spaghetti western cuyas célebres bandas sonoras recrean aquí, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El bueno, el feo y el malo’.Y lo terminan todo con una frenética oda a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, ‘En la cruz moría’. La causa final es el sonido, tanto en la forma (un milagro de la producción, todo el quinteto en solo dos micrófonos) como en el fondo, todo sonando a ellos y a nadie más: esas guitarras, esas armonías vocales agudas de los hermanos, esos cubanísimos bongós omnipresentes, esas palmas y ese jaleo constante con exclamaciones, ánimos, silbidos, silbatos y cencerros, gritos de forajidos…Todo ejecutado a un ritmo frenético. David Menéndez. Publicado por Vinilísssimo.
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Publicado originalmente en 1971, el debut de Los Amaya representó un momento crucial para la rumba: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana.
Publicado en 1971 por EMI, el LP de debut de los hermanos José (La Coruña, 1950) y Delfín (Oviedo, 1952) Amaya con su Combo Gitano es el principio y el fin, el Alfa y el Omega de un movimiento cultural, el de la rumba, que arrasaría con su ritmo bailón todo el territorio discotequero de España y más allá. Porque lo que Los Amaya y su Combo Gitano lograron aquí era algo a lo que nadie se había acercado antes y a lo que nadie se volvería a acercar. Ni siquiera ellos mismos más allá tal vez de los dos siguientes elepés, pese a una larga y exitosa carrera a la que le quedaban por delante sus mayores éxitos de público, como ‘Vete’.Ya Lola Flores, el Príncipe Gitano o Dolores Abril habían cantado a lo moderno-pero-español, al gitano yeyé y beatnik; ya están entre nosotros Bambino, la Terremoto y el Noi; ya Peret, Chacho, Antonio González e innumerables gitanos andaluces antes que ellos han traído el sabor caribeño a la música aflamencada y folclórica que se va a convertir en bandera de nuestro país de pandereta en transición. Pero es cuando llegan Los Amaya que esta profecía yeyé se hace carne: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana. Los Amaya anuncian un nuevo reino -el de la rumba eléctrica, rumba ácida o rumba pop – en el que morarán muy pronto Las Grecas, Los Chichos, Los Chorbos y prácticamente toda la rumba española posterior. Las causas de este milagro hecho disco son varias. Una identidad calé “moderna y de capital”, como cantaba Peret. Unos gustos tradicionales (la música gitana que llevan en la sangre, ya que los hermanos Delfín y José Amaya son sobrinos de la inmortal Carmen Amaya). Pero también modernos: en el club de alterne donde tocan, en el epicentro rumbero del barrio del Raval de Barcelona, a veces también escuchan, en los discos del señor policía que regenta el establecimiento, sonidos bailables caribeños del momento o de pocos años atrás (éxitos de los sellos nuyorican Tico, Alegre, Fania o Ansonia). De ese club y de esa bendita gramola o tocadiscos sacan un repertorio impecable. Tenemos ‘Caramelos’, originalmente de Celia Cruz con la Sonora Matancera, Sonora que también popularizó ‘Vive la vida hoy’, aquí con un innovador fuzz eléctrico; ‘En Casa de Pepe’, del trombonista boricua Mon Rivera; ‘Bailadores’, compuesta por Héctor Rivera y popularizada por Joe Cuba; o un totalmente cambiado ‘Bacalao salao’ de Tito Rodríguez. De momentos más tiernos en el mismo club, tal vez, saldrían maravillas jíbaras como el célebre ‘Pena, tristeza y dolor’ o el no menos popular ‘Qué mala suerte la mía’, ambas del gran Toñín Romero, cuyo compatriota jibarito Baltazar Carrero escribió la gran ‘Ya la pagarás’. En los cines del barrio ven los spaghetti western cuyas célebres bandas sonoras recrean aquí, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El bueno, el feo y el malo’.Y lo terminan todo con una frenética oda a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, ‘En la cruz moría’. La causa final es el sonido, tanto en la forma (un milagro de la producción, todo el quinteto en solo dos micrófonos) como en el fondo, todo sonando a ellos y a nadie más: esas guitarras, esas armonías vocales agudas de los hermanos, esos cubanísimos bongós omnipresentes, esas palmas y ese jaleo constante con exclamaciones, ánimos, silbidos, silbatos y cencerros, gritos de forajidos…Todo ejecutado a un ritmo frenético. David Menéndez. Publicado por Vinilísssimo.
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Publicado originalmente en 1971, el debut de Los Amaya representó un momento crucial para la rumba: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana.
Publicado en 1971 por EMI, el LP de debut de los hermanos José (La Coruña, 1950) y Delfín (Oviedo, 1952) Amaya con su Combo Gitano es el principio y el fin, el Alfa y el Omega de un movimiento cultural, el de la rumba, que arrasaría con su ritmo bailón todo el territorio discotequero de España y más allá. Porque lo que Los Amaya y su Combo Gitano lograron aquí era algo a lo que nadie se había acercado antes y a lo que nadie se volvería a acercar. Ni siquiera ellos mismos más allá tal vez de los dos siguientes elepés, pese a una larga y exitosa carrera a la que le quedaban por delante sus mayores éxitos de público, como ‘Vete’.Ya Lola Flores, el Príncipe Gitano o Dolores Abril habían cantado a lo moderno-pero-español, al gitano yeyé y beatnik; ya están entre nosotros Bambino, la Terremoto y el Noi; ya Peret, Chacho, Antonio González e innumerables gitanos andaluces antes que ellos han traído el sabor caribeño a la música aflamencada y folclórica que se va a convertir en bandera de nuestro país de pandereta en transición. Pero es cuando llegan Los Amaya que esta profecía yeyé se hace carne: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana. Los Amaya anuncian un nuevo reino -el de la rumba eléctrica, rumba ácida o rumba pop – en el que morarán muy pronto Las Grecas, Los Chichos, Los Chorbos y prácticamente toda la rumba española posterior. Las causas de este milagro hecho disco son varias. Una identidad calé “moderna y de capital”, como cantaba Peret. Unos gustos tradicionales (la música gitana que llevan en la sangre, ya que los hermanos Delfín y José Amaya son sobrinos de la inmortal Carmen Amaya). Pero también modernos: en el club de alterne donde tocan, en el epicentro rumbero del barrio del Raval de Barcelona, a veces también escuchan, en los discos del señor policía que regenta el establecimiento, sonidos bailables caribeños del momento o de pocos años atrás (éxitos de los sellos nuyorican Tico, Alegre, Fania o Ansonia). De ese club y de esa bendita gramola o tocadiscos sacan un repertorio impecable. Tenemos ‘Caramelos’, originalmente de Celia Cruz con la Sonora Matancera, Sonora que también popularizó ‘Vive la vida hoy’, aquí con un innovador fuzz eléctrico; ‘En Casa de Pepe’, del trombonista boricua Mon Rivera; ‘Bailadores’, compuesta por Héctor Rivera y popularizada por Joe Cuba; o un totalmente cambiado ‘Bacalao salao’ de Tito Rodríguez. De momentos más tiernos en el mismo club, tal vez, saldrían maravillas jíbaras como el célebre ‘Pena, tristeza y dolor’ o el no menos popular ‘Qué mala suerte la mía’, ambas del gran Toñín Romero, cuyo compatriota jibarito Baltazar Carrero escribió la gran ‘Ya la pagarás’. En los cines del barrio ven los spaghetti western cuyas célebres bandas sonoras recrean aquí, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El bueno, el feo y el malo’.Y lo terminan todo con una frenética oda a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, ‘En la cruz moría’. La causa final es el sonido, tanto en la forma (un milagro de la producción, todo el quinteto en solo dos micrófonos) como en el fondo, todo sonando a ellos y a nadie más: esas guitarras, esas armonías vocales agudas de los hermanos, esos cubanísimos bongós omnipresentes, esas palmas y ese jaleo constante con exclamaciones, ánimos, silbidos, silbatos y cencerros, gritos de forajidos…Todo ejecutado a un ritmo frenético. David Menéndez. Publicado por Vinilísssimo.
Publicado originalmente en 1971, el debut de Los Amaya representó un momento crucial para la rumba: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana.
Publicado en 1971 por EMI, el LP de debut de los hermanos José (La Coruña, 1950) y Delfín (Oviedo, 1952) Amaya con su Combo Gitano es el principio y el fin, el Alfa y el Omega de un movimiento cultural, el de la rumba, que arrasaría con su ritmo bailón todo el territorio discotequero de España y más allá. Porque lo que Los Amaya y su Combo Gitano lograron aquí era algo a lo que nadie se había acercado antes y a lo que nadie se volvería a acercar. Ni siquiera ellos mismos más allá tal vez de los dos siguientes elepés, pese a una larga y exitosa carrera a la que le quedaban por delante sus mayores éxitos de público, como ‘Vete’.Ya Lola Flores, el Príncipe Gitano o Dolores Abril habían cantado a lo moderno-pero-español, al gitano yeyé y beatnik; ya están entre nosotros Bambino, la Terremoto y el Noi; ya Peret, Chacho, Antonio González e innumerables gitanos andaluces antes que ellos han traído el sabor caribeño a la música aflamencada y folclórica que se va a convertir en bandera de nuestro país de pandereta en transición. Pero es cuando llegan Los Amaya que esta profecía yeyé se hace carne: el rock’n’roll, el pop, el boogaloo, el soul, la salsa y la plena hacen explosión en la música gitana. Los Amaya anuncian un nuevo reino -el de la rumba eléctrica, rumba ácida o rumba pop – en el que morarán muy pronto Las Grecas, Los Chichos, Los Chorbos y prácticamente toda la rumba española posterior. Las causas de este milagro hecho disco son varias. Una identidad calé “moderna y de capital”, como cantaba Peret. Unos gustos tradicionales (la música gitana que llevan en la sangre, ya que los hermanos Delfín y José Amaya son sobrinos de la inmortal Carmen Amaya). Pero también modernos: en el club de alterne donde tocan, en el epicentro rumbero del barrio del Raval de Barcelona, a veces también escuchan, en los discos del señor policía que regenta el establecimiento, sonidos bailables caribeños del momento o de pocos años atrás (éxitos de los sellos nuyorican Tico, Alegre, Fania o Ansonia). De ese club y de esa bendita gramola o tocadiscos sacan un repertorio impecable. Tenemos ‘Caramelos’, originalmente de Celia Cruz con la Sonora Matancera, Sonora que también popularizó ‘Vive la vida hoy’, aquí con un innovador fuzz eléctrico; ‘En Casa de Pepe’, del trombonista boricua Mon Rivera; ‘Bailadores’, compuesta por Héctor Rivera y popularizada por Joe Cuba; o un totalmente cambiado ‘Bacalao salao’ de Tito Rodríguez. De momentos más tiernos en el mismo club, tal vez, saldrían maravillas jíbaras como el célebre ‘Pena, tristeza y dolor’ o el no menos popular ‘Qué mala suerte la mía’, ambas del gran Toñín Romero, cuyo compatriota jibarito Baltazar Carrero escribió la gran ‘Ya la pagarás’. En los cines del barrio ven los spaghetti western cuyas célebres bandas sonoras recrean aquí, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El bueno, el feo y el malo’.Y lo terminan todo con una frenética oda a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, ‘En la cruz moría’. La causa final es el sonido, tanto en la forma (un milagro de la producción, todo el quinteto en solo dos micrófonos) como en el fondo, todo sonando a ellos y a nadie más: esas guitarras, esas armonías vocales agudas de los hermanos, esos cubanísimos bongós omnipresentes, esas palmas y ese jaleo constante con exclamaciones, ánimos, silbidos, silbatos y cencerros, gritos de forajidos…Todo ejecutado a un ritmo frenético. David Menéndez. Publicado por Vinilísssimo.