La mayoría de crónicas sobre el punk de Nueva York saltan de la era original del CBGB (sobre 1974-1977) al hardcore (que comenzó en torno a 1983). Menos documentada, pero crucial, fue la escena “puente” durante esos 6 años, liderada por The Stimulators junto a sus amigos The Mad y —desplazándose a la ciudad cada mes y posteriormente mudándose a NY—Bad Brains. Como cabezas de cartel en el CBGBs, Max's Kansas City, Trax, Hurrah!, Danceteria, TR3 y docenas de garitos más, The Stimulators resultaban emocionantes. Su público más fiel, unos 100-200 chavales, apartaban las mesas para bailar como locos desde el primer segundo del concierto.

Para mi fue un shock cuando con 17 años los vi por primera vez en el Max’s en 1979, abriendo para el ex-Dead Boy Cheetah Chrome & the Casualties, y me encontré con un Harley Flanagan de 12 años aporreando ferozmente los parches de su batería, dos chicas en minifalda saltando y haciendo coros —Denise Mercedes soltando trallazos de hard rock con su guitarreo y Anne Gustavsson acompañándolos con sus líneas de bajo— y un salvaje y enjuto poeta gay de ojos saltones, Patrick Mack, lanzándose sobre el público mientras cantaba al estilo crooner de Iggy, en un tiempo en el que eso no se hacía. Completamente enganchado, los llegué a ver, literalmente, 70 veces, tanto a ellos como a Bad Brains; una vez que habías visto a estos grupos, ya nunca te los querías perder. Lancé nuestra revista The Big Takeover en aquel momento, 14 de junio de 1980, y todavía sigo aquí. Y este single autoproducido (las multis habían perdido su interés por el punk) grabado en 1979, permanece como un fiel documento de lo excitante de aquellos años; mi corazón aún se acelera con esa propulsión vertiginosa y eufórica transformada en sonido y su actitud salvaje, en un momento en el que los punk más mayores creían que el género ya se había marchitado. Además, me alegro de haber conservado la única copia del test-pressing de la tercera canción grabada en aquella sesión: ‘You Will Never Break My Heart’, que me dio el manager Donald Murk y que acabó siendo editada 39 años después por todo lo que debo a la banda y que nunca podré corresponderles. Estas tres canciones siguen resultando alucinantes.

–Jack Rabid, editor de Big Takeover, batería en Even Worse