“Él nos dio el vino para beberlo, no para comentarlo”. Jonathan nos pide dejar a las canciones “nadar en su agua”, como aquel deseo de Coltrane de publicar un disco sin notas interiores para que la música hable por sí misma, sin necesidad de presentaciones. Que las palabras no nos encadenen, cantante ¡a cantar! Pero acaso el comprador agradezca una breve explicación sobre el presente disco. La idea original de Jonathan era regalar a sus seguidores en España una serie de canciones conocidas en directo pero difíciles de encontrar en disco hasta ahora, dado que obras como “Her Mystery Not Of High Heels And Eye Shadow” o “Not So Much To Be Loved As To Love” se encuentran actualmente descatalogadas. Por otra parte, todas las canciones de esta colección -ordenada cronológicamente desde el presente hacia el pasado- son del presente siglo, con lo que el disco que el lector tiene entre manos cumple una segunda función: servir como termómetro de la música de Jonathan Richman en el nuevo milenio, en la ¡cuarta década! de su sin par carrera. Lo que demuestra que tenemos “Juanito” para rato, que aquí hay un músico como la copa de un vino y que va adquiriendo con los años más cuerpo, olores y misterios, sin olvidar nunca su sabor original. Estamos así ante un disco idóneo para acercarse a la música de Jonathan en el presente y al presente de su música. No están todas las que son y podría hacerse otro disco con otras tantas, porque el duende de esta música no depende de una canción ni de un hit single, sino del alma, de la conexión con ese gran espíritu de donde nacen la música y la belleza. No es una cuestión de “grandes éxitos”, sino de amor. Con todo, las dieciséis que aquí les presentamos tienen buenas credenciales: su propio autor las ha escogido personalmente para esta colección. El embrujo de estas canciones no es el del elitismo o el artificio, no se necesitan “tacones altos y sombra de ojos”, ni ornamento ni potingues en el pelo. Es algo profundo, una belleza “cruda y salvaje”, como el corazón de las estrellas. Es el misterio del sonido inmortal y arcano de la guitarra flamenca, el misterio del rock’n’roll. Un secreto a voces. Un secreto abierto. Un bravo poeta americano nos dio una clave: “Guarda los misterios: revélalos sin cesar”. Como el oyente podrá comprobar, los hechizos y grimorios presentados en esta colección traen el aire, a un tiempo fresco y familiar, de la revelación. Una vez más: ¡cantante, a cantar! David Menéndez