Durante los pocos años de existencia de Disperú, el sello logró abrir sus puertas a numerosos artistas emergentes, frecuentemente ignorados por las grandes discográficas, que acabarían dejando su huella en la música popular peruana.

En 1967, Disperú encargó a Toño Reyes la formación de una banda a la que bautizó como Toño y sus Sicodélicos. Durante las sesiones de grabación para este disco, interpretaron una serie de canciones que reflejaban las últimas tendencias en la música tropical pero tocadas con su estilo particular.

Instrumentales como 'Mr. Boogaloo', 'El guayacol', 'La anticuchera', 'La peinadora' y 'La fiesta es mañana' son versiones que siguen las líneas sonoras trazadas por el compositor y batería mexicano Leo Acosta. En los primeros 60, establecido en Los Ángeles, Acosta formó parte de las orquestas de Harry James, Sammy Davis Jr, Tony Bennett, Herb Alpert y Dámaso Pérez Prado. A mediados de esa década, Acosta abrazó los sonidos novedosos del boogaloo, lo que inmediatamente llamó la atención de los jóvenes latinos.

La canción 'Borinque Bella' es una versión, grabada originalmente por la TNT Band de Nueva York. Otra notable influencia para este álbum llega del organista ciego venezolano Tulio Enrique León, que interpretaba cumbias y guarachas con la ayuda de su órgano hammond, como es el caso de 'Chin chin'.

El álbum se completa con canciones de moda. Quizá la más conocida sea 'Es la lluvia que cae', popularizada en castellano en 1967 por Los Iracundos. ‘Tequila' y 'No te bote', de The Champs y la Sonora Matancera respectivamente, eran también éxitos en las emisoras de radio de Lima. 'Las hojas secas', de los mexicanos Los Zignos, fue tan popular que hasta fue versionada por grupos de rock peruano como Los Steivos y Los 007.

El éxito alcanzado por Toño y sus Sicodélicos le llevó directamente a firmar con otro sello discográfico, y sus grabaciones se licenciaron a otros países vecinos, siempre acompañadas de impactantes ilustraciones psicodélicas en sus portadas.

¡Primera reedición!