Abelardo Carbonó y su Conjunto
Guana Tangula
22,00€
Abelardo Carbonó y su Conjunto
Guana Tangula
La obra más temprana de Carbonó se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro.
Este LP de 1980 todavía suena único y moderno, como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Reedición presentada con el arte original y en prensaje de vinilo de 180gr.
La música colombiana cuenta con sus pioneros, sus rebeldes y sus genios. Algunos tienen sensibilidad comercial para el pop, buena suerte y alcanzan la fama en su momento. Otros no gozan de igual fortuna y son demasiado originales o fuera de la norma para llegar a ser ampliamente aceptados y conocidos. Por suerte, si lograban encontrar un sello, al menos su trabajo pionero tendría un hogar. Tal es el caso de Abelardo Carbonó que, a pesar de su carácter innovador, fue capaz de grabar dos grandes discos en 1980 y 1981 para Costeño, subsidiaria de Codiscos, así como para muchos otros sellos, siendo el primer disco “África llama”, editado bajo el nombre de Grupo Abharca para Caliente, subsello de Sonolux, en 1978.
Guitarrista, cantante, y hasta policía en una ocasión, Abelardo Carbonó (nacido en 1948 en Ciénaga, Magdalena) procede de Barranquilla y su obra más temprana se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro. El propio Carbonó ha admitido también una gran influencia de la banda venezolana de afro-rock psicodélico Grupo Bota; y su padre Abelardo Sr. había sido un famoso guitarrista de cumbia y porro en Los Tigrillos, lo que debió influir en el joven Abelardo desde sus inicios. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Esta mezcla especial que crearon Carbonó y sus compañeros de banda no sonaba como nada más de la época y todavía hoy resulta única, moderna y refrescante. Parecía como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Acompañado por un núcleo central formado por sus hermanos Abel a la guitarra y Jafeth en el bajo, “Guana Tangula”, disco debut de Carbonó, tiene un sonido placentero y desenfadado, aparentemente simple, con un ambiente tropical y africano, que incluye guitarras acústicas cantarinas, voces agradables pero ligeramente extrañas y percusiones rápidas (incorporando la caja tradicional del vallenato) que posteriormente cambiaría con la introducción de guitarras eléctricas, cajas de ritmo y loops.
Hay una cierta dosis de alegría desenfadada y libertad en este LP que trae a la cabeza estampas de palmeras, playas de arena blanca y aguas color turquesa, sol y pasión. Cuando se publicó originalmente, fue un disco popular. Sin embargo, poco después de grabar su segundo álbum para Codiscos, “La negrera del negrerío”, las cosas cambiaron en Colombia debido al ascenso de los cárteles de la droga y la “payola” (pagar para sonar en la radio) como nueva regla del juego, con lo que las escasas oportunidades de Carbonó para alcanzar unos niveles de popularidad de artista mainstream se desvanecieron a la vez que los traficantes pagaban enormes sumas de dinero como soborno para que sus artistas favoritos subieran en las listas de éxitos. Por suerte su carrera ha sido recientemente reivindicada a través de recopilaciones y colaboraciones, lo cual es una alegría ya que es un artista que todavía se encuentra en activo e incluso grabando, y esta fiel reedición de su “Guana Tangula” debería servir como testimonio de su legado musical en el futuro.
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22,00€
La obra más temprana de Carbonó se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro.
Este LP de 1980 todavía suena único y moderno, como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Reedición presentada con el arte original y en prensaje de vinilo de 180gr.
La música colombiana cuenta con sus pioneros, sus rebeldes y sus genios. Algunos tienen sensibilidad comercial para el pop, buena suerte y alcanzan la fama en su momento. Otros no gozan de igual fortuna y son demasiado originales o fuera de la norma para llegar a ser ampliamente aceptados y conocidos. Por suerte, si lograban encontrar un sello, al menos su trabajo pionero tendría un hogar. Tal es el caso de Abelardo Carbonó que, a pesar de su carácter innovador, fue capaz de grabar dos grandes discos en 1980 y 1981 para Costeño, subsidiaria de Codiscos, así como para muchos otros sellos, siendo el primer disco “África llama”, editado bajo el nombre de Grupo Abharca para Caliente, subsello de Sonolux, en 1978.
Guitarrista, cantante, y hasta policía en una ocasión, Abelardo Carbonó (nacido en 1948 en Ciénaga, Magdalena) procede de Barranquilla y su obra más temprana se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro. El propio Carbonó ha admitido también una gran influencia de la banda venezolana de afro-rock psicodélico Grupo Bota; y su padre Abelardo Sr. había sido un famoso guitarrista de cumbia y porro en Los Tigrillos, lo que debió influir en el joven Abelardo desde sus inicios. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Esta mezcla especial que crearon Carbonó y sus compañeros de banda no sonaba como nada más de la época y todavía hoy resulta única, moderna y refrescante. Parecía como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Acompañado por un núcleo central formado por sus hermanos Abel a la guitarra y Jafeth en el bajo, “Guana Tangula”, disco debut de Carbonó, tiene un sonido placentero y desenfadado, aparentemente simple, con un ambiente tropical y africano, que incluye guitarras acústicas cantarinas, voces agradables pero ligeramente extrañas y percusiones rápidas (incorporando la caja tradicional del vallenato) que posteriormente cambiaría con la introducción de guitarras eléctricas, cajas de ritmo y loops.
Hay una cierta dosis de alegría desenfadada y libertad en este LP que trae a la cabeza estampas de palmeras, playas de arena blanca y aguas color turquesa, sol y pasión. Cuando se publicó originalmente, fue un disco popular. Sin embargo, poco después de grabar su segundo álbum para Codiscos, “La negrera del negrerío”, las cosas cambiaron en Colombia debido al ascenso de los cárteles de la droga y la “payola” (pagar para sonar en la radio) como nueva regla del juego, con lo que las escasas oportunidades de Carbonó para alcanzar unos niveles de popularidad de artista mainstream se desvanecieron a la vez que los traficantes pagaban enormes sumas de dinero como soborno para que sus artistas favoritos subieran en las listas de éxitos. Por suerte su carrera ha sido recientemente reivindicada a través de recopilaciones y colaboraciones, lo cual es una alegría ya que es un artista que todavía se encuentra en activo e incluso grabando, y esta fiel reedición de su “Guana Tangula” debería servir como testimonio de su legado musical en el futuro.
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La obra más temprana de Carbonó se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro.
Este LP de 1980 todavía suena único y moderno, como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Reedición presentada con el arte original y en prensaje de vinilo de 180gr.
La música colombiana cuenta con sus pioneros, sus rebeldes y sus genios. Algunos tienen sensibilidad comercial para el pop, buena suerte y alcanzan la fama en su momento. Otros no gozan de igual fortuna y son demasiado originales o fuera de la norma para llegar a ser ampliamente aceptados y conocidos. Por suerte, si lograban encontrar un sello, al menos su trabajo pionero tendría un hogar. Tal es el caso de Abelardo Carbonó que, a pesar de su carácter innovador, fue capaz de grabar dos grandes discos en 1980 y 1981 para Costeño, subsidiaria de Codiscos, así como para muchos otros sellos, siendo el primer disco “África llama”, editado bajo el nombre de Grupo Abharca para Caliente, subsello de Sonolux, en 1978.
Guitarrista, cantante, y hasta policía en una ocasión, Abelardo Carbonó (nacido en 1948 en Ciénaga, Magdalena) procede de Barranquilla y su obra más temprana se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro. El propio Carbonó ha admitido también una gran influencia de la banda venezolana de afro-rock psicodélico Grupo Bota; y su padre Abelardo Sr. había sido un famoso guitarrista de cumbia y porro en Los Tigrillos, lo que debió influir en el joven Abelardo desde sus inicios. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Esta mezcla especial que crearon Carbonó y sus compañeros de banda no sonaba como nada más de la época y todavía hoy resulta única, moderna y refrescante. Parecía como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Acompañado por un núcleo central formado por sus hermanos Abel a la guitarra y Jafeth en el bajo, “Guana Tangula”, disco debut de Carbonó, tiene un sonido placentero y desenfadado, aparentemente simple, con un ambiente tropical y africano, que incluye guitarras acústicas cantarinas, voces agradables pero ligeramente extrañas y percusiones rápidas (incorporando la caja tradicional del vallenato) que posteriormente cambiaría con la introducción de guitarras eléctricas, cajas de ritmo y loops.
Hay una cierta dosis de alegría desenfadada y libertad en este LP que trae a la cabeza estampas de palmeras, playas de arena blanca y aguas color turquesa, sol y pasión. Cuando se publicó originalmente, fue un disco popular. Sin embargo, poco después de grabar su segundo álbum para Codiscos, “La negrera del negrerío”, las cosas cambiaron en Colombia debido al ascenso de los cárteles de la droga y la “payola” (pagar para sonar en la radio) como nueva regla del juego, con lo que las escasas oportunidades de Carbonó para alcanzar unos niveles de popularidad de artista mainstream se desvanecieron a la vez que los traficantes pagaban enormes sumas de dinero como soborno para que sus artistas favoritos subieran en las listas de éxitos. Por suerte su carrera ha sido recientemente reivindicada a través de recopilaciones y colaboraciones, lo cual es una alegría ya que es un artista que todavía se encuentra en activo e incluso grabando, y esta fiel reedición de su “Guana Tangula” debería servir como testimonio de su legado musical en el futuro.
La obra más temprana de Carbonó se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro.
Este LP de 1980 todavía suena único y moderno, como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Reedición presentada con el arte original y en prensaje de vinilo de 180gr.
La música colombiana cuenta con sus pioneros, sus rebeldes y sus genios. Algunos tienen sensibilidad comercial para el pop, buena suerte y alcanzan la fama en su momento. Otros no gozan de igual fortuna y son demasiado originales o fuera de la norma para llegar a ser ampliamente aceptados y conocidos. Por suerte, si lograban encontrar un sello, al menos su trabajo pionero tendría un hogar. Tal es el caso de Abelardo Carbonó que, a pesar de su carácter innovador, fue capaz de grabar dos grandes discos en 1980 y 1981 para Costeño, subsidiaria de Codiscos, así como para muchos otros sellos, siendo el primer disco “África llama”, editado bajo el nombre de Grupo Abharca para Caliente, subsello de Sonolux, en 1978.
Guitarrista, cantante, y hasta policía en una ocasión, Abelardo Carbonó (nacido en 1948 en Ciénaga, Magdalena) procede de Barranquilla y su obra más temprana se aleja del trabajo de sus contemporáneos. Definitivamente no era salsa ni tampoco cumbia. Más bien se trataba de un novedoso “guiso” genial y políglota de diversos estilos musicales con raíces africanas pero nunca antes combinados de esta forma. Afrobeat, soukous y highlife se mezclaban de forma natural con elementos de son cubano, toques de latin rock y funk, una pizca de calipso, algo de compas haitiano e incluso un poco de rock’n roll, por no hablar de la base de estilos locales costeños de Colombia como el vallenato o el porro. El propio Carbonó ha admitido también una gran influencia de la banda venezolana de afro-rock psicodélico Grupo Bota; y su padre Abelardo Sr. había sido un famoso guitarrista de cumbia y porro en Los Tigrillos, lo que debió influir en el joven Abelardo desde sus inicios. Hasta se puede oír en la mezcla efectos psicodélicos de eco y slide guitar, lo que da una idea de lo inesperadas que resultan estas grabaciones.
Esta mezcla especial que crearon Carbonó y sus compañeros de banda no sonaba como nada más de la época y todavía hoy resulta única, moderna y refrescante. Parecía como si Abelardo Carbonó y su conjunto fueran el eslabón perdido entre los sonidos panafricanos de los años 50 de Bovea y sus Vallenatos, liderados por la guitarra acústica, y los géneros más electrónicos y africanizados de los recientes champeta y terapia. Acompañado por un núcleo central formado por sus hermanos Abel a la guitarra y Jafeth en el bajo, “Guana Tangula”, disco debut de Carbonó, tiene un sonido placentero y desenfadado, aparentemente simple, con un ambiente tropical y africano, que incluye guitarras acústicas cantarinas, voces agradables pero ligeramente extrañas y percusiones rápidas (incorporando la caja tradicional del vallenato) que posteriormente cambiaría con la introducción de guitarras eléctricas, cajas de ritmo y loops.
Hay una cierta dosis de alegría desenfadada y libertad en este LP que trae a la cabeza estampas de palmeras, playas de arena blanca y aguas color turquesa, sol y pasión. Cuando se publicó originalmente, fue un disco popular. Sin embargo, poco después de grabar su segundo álbum para Codiscos, “La negrera del negrerío”, las cosas cambiaron en Colombia debido al ascenso de los cárteles de la droga y la “payola” (pagar para sonar en la radio) como nueva regla del juego, con lo que las escasas oportunidades de Carbonó para alcanzar unos niveles de popularidad de artista mainstream se desvanecieron a la vez que los traficantes pagaban enormes sumas de dinero como soborno para que sus artistas favoritos subieran en las listas de éxitos. Por suerte su carrera ha sido recientemente reivindicada a través de recopilaciones y colaboraciones, lo cual es una alegría ya que es un artista que todavía se encuentra en activo e incluso grabando, y esta fiel reedición de su “Guana Tangula” debería servir como testimonio de su legado musical en el futuro.