Desde la aparición del microsurco a mediados de los 50 y hasta que llegasen The Beatles, levantasen el dedo y alterasen el mapa de rutas, una retahíla de ritmos y músicas fascinantes como el mambo, jive, fox, jazz hot, cha-cha-chá, rock & roll y otros varios derivados más dotaron al teenager hispano del momento de un frenesí danzante que nunca ha dejado de rodar. A pesar del deficiente desarrollo de nuestra industria musical, aquellos fueron años pletóricos en ediciones discográficas internacionales. Docenas y docenas de espléndidos EPs de serie B con deslumbrantes portadas de nuevas imágenes juveniles que pronto encontrarían la obligada réplica hispana. Pero sobre todo, valiosos discos a menudo ninguneados durante décadas por una apresurada visión de la historia y la cruel supremacía de algunos géneros sobre otros.Apenas queda hoy duda alguna de que aquella entusiasta escena hispana de finales de los 50 y primeros 60 fue tan amplia y variada como era de esperar, y tampoco cuesta mucho entender la tremenda excitación de una generación de músicos comenzando a circular a toda velocidad por una nueva carretera que ningún paisano había franqueado anteriormente. El espectacular aterrizaje del twist en España a partir de 1961, sin duda una de las pocas revoluciones culturales toleradas en aquellos años, habría de resultar punto valioso de inflexión. Independientemente de su octanaje musical, el twist era fácil de bailar, pletórico de rítmica y para nada estricto con la edad media de sus practicantes; además, proponía la extravagante novedad de poder bailar en pareja sin tocarse, puro hedonismo contemplativo que preludiaría el advenimiento estético mod. Hasta tal punto llegó su explosión popular que nuestros primeros críticos musicales afirmaban que su apoteósica irrupción iba a terminar con el rock & roll… Lo cierto fue que tras él y casi con periodicidad mensual aparecieron nuevos bailes (el tiempo justo para que nadie se aburriera repitiendo el mismo movimiento) y nuevos ritmos y variables como el surf, el madison, el monkey, el hully-gully… que dieron color y excitación a unos años que tuvieron la dicha de encontrarse cara a cara con esa definitiva idea global del rock que empezaba a tomar forma. Recopilado por el apasionado especialista Miguel “Sr Patilla”, “Pippermint Twist” nace con la voluntad de escarbar concienzudamente sobre este periodo oscuro de nuestro rock.Tan oscuro como escondido: la inmensa mayoría de los temas escogidos para este disco estaban alojados en la cara B de los discos. Pepitas de oro normalmente allí relegadas por la compañía discográfica o a veces incluso por el propio artista, inseguro aún del poder de su nueva música. Como toda buena historia de serie B, son músicas olvidadas y maltratadas que este disco que tienes en tus manos rescata, repara y documenta con respeto y mimo. Un disco orgulloso de estos 24 precursores temas que ponen gloriosamente sobre la mesa la novedad, la fuerza y la dignidad juvenil que los llevó a cabo durante unos años musicalmente inciertos. Vicente Fabuel