La obra, compuesta por Erizonte y arreglada y producida por Scud Hero, está inspirada en la serie de grabados Los Caprichos de Goya, siempre moderno y, en este caso, increíblemente actual en lo temático. Tiene forma de suite en siete movimientos. Utiliza timbres sinfónicos, instrumentos electroacústicos y otros elementos sonoros creados especialmente para esta obra. Los títulos de los movimientos toman el nombre de alguno de los dibujos representativos de cada una de las temáticas que Goya abordó con estos grabados: el abuso del poder; los vicios del clero; el amor y su prostitución; la falta de educación en el pueblo y las supersticiones en forma de bestiario, de brujas y de seres fantásticos. Tratándose de un proyecto de ERIZONTE, diremos que lo que la obra tiene de experimental es la búsqueda de traspasar los límites de las propiedades físicas o de ejecución técnica propias de los instrumentos clásicos gracias a las posibilidades que nos dan las nuevas herramientas de la música electrónica. Se trata de llevar más allá los límites de algunos instrumentos, pero respetando su personalidad. Por ejemplo, un violín puede dar notas como si tuviera seis cuerdas, o en una guitarra clásica puede sonar un trémolo imposible de ejecutar por un humano. El resultado es una obra relativamente formal, porque piensa en la época de Goya, y donde lo experimental está más que nunca al servicio del público, entretejido entre los elementos de la composición.