VVAA
La Habana era una fiesta
1,99€
Vampisoul
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La Habana era una fiesta
Doble CD de grabaciones de los años 40 a los 60, a cargo de artistas cubanos interpretando temas españoles y músicos españoles que visitaron Cuba y se vieron influidos por la música de la isla. Las grabaciones a cargo de artistas españoles fueron realizadas en emisoras de radio de La Habana y son publicadas ahora por primera vez. Incluye interpretaciones de artistas esenciales de ambos países como Conchita Piquer, Celia Cruz, Antonio Molina, Orquesta Aragón, Lola Flores, Los Xey, Ernesto Lecuona, Los Chavales de España,Tito Gómez y Orquesta Riverside…
Cuando La Habana era una fiesta, muchos españoles se apuntaron al baile. En este proceso de transculturación, que venía de antiguo, la música y los músicos jugaron un papel protagonista. Llegados de España, artistas de la canción y del teatro contribuyeron a definir el ADN de la música popular cubana. Otros músicos aportaron aspectos esenciales del folclor afrocubano a la canción española. En una suerte de camino inefable, entre Cuba y España la música siempre ha estado en el aire. Fue un proceso elemental: después del desastre español de 1898, emigrantes y soldados, bodegueros y marineros llegaron o se quedaron en Cuba, y con ellos sus usos y costumbres. Con los hijos de la metrópoli llegaron las compañías tonadilleras, los grupos de zarzuela y el teatro costumbrista.También la música andaluza, los bailes tradicionales y el genuino flamenco desembarcaron pronto en el puerto de San Cristóbal de La Habana. En el camino de vuelta, cuando salieron de Cuba, los barcos con el oro de América cargaban también nuevas melodías y células rítmicas, giros armónicos y elementos coreográficos de inspiración afroamericana. En tierra firme, la colonia oriunda española en Cuba fue creciendo en número e importancia. Medio siglo después, cinco millones de personas residían en Cuba. De ellos, a principios de los años 50, un millón lo hacía en La Habana.Y 120.000 personas estaban asociadas a alguno de los clubes de emigrantes fundados en la ciudad. Fue allí, en los salones ampulosos de las sociedades de emigrantes gallegos, asturianos, andaluces y canarios, donde se produjo el abrazo de las músicas de las dos orillas. En décimas y coplas, la expresión poética de cubanos y españoles arraigó en la isla de los cantantes. El desembarco de la música española en Cuba refulgió en La Habana con el teatro lírico, cuyas óperas y zarzuelas jugaron siempre en casa. Apreciadas eran las visitas de Carmen Amaya, Conchita Piquer, Juanita Reina e Imperio Argentina. Desde mediados de los años 30 hasta aproximadamente 1960, punteras estaciones cubanas de radio como la CMQ y Radio Progreso contrataban a los artistas españoles más famosos para emitir actuaciones y galas de variedades con música en vivo de Los Chavales de España, Los Bocheros o Los Churumbeles. El amplio alcance de la radio y el cine, unido a la creciente popularización del disco de vinilo, permitió la rápida expansión comercial de las músicas cubanas con formas de orquestas de danzón, sextetos de son y bandas de jazz a lo cubano. De Rita Montaner y Bola de Nieve a Miguelito Valdés,Antonio Machín, Julio Cueva, Bebo Valdés y Armando Oréfiche. Con ellos, La Habana era una fiesta. Medio siglo antes de Buena Vista Social Club. Carlos Fuentes
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Doble CD de grabaciones de los años 40 a los 60, a cargo de artistas cubanos interpretando temas españoles y músicos españoles que visitaron Cuba y se vieron influidos por la música de la isla. Las grabaciones a cargo de artistas españoles fueron realizadas en emisoras de radio de La Habana y son publicadas ahora por primera vez. Incluye interpretaciones de artistas esenciales de ambos países como Conchita Piquer, Celia Cruz, Antonio Molina, Orquesta Aragón, Lola Flores, Los Xey, Ernesto Lecuona, Los Chavales de España,Tito Gómez y Orquesta Riverside…
Cuando La Habana era una fiesta, muchos españoles se apuntaron al baile. En este proceso de transculturación, que venía de antiguo, la música y los músicos jugaron un papel protagonista. Llegados de España, artistas de la canción y del teatro contribuyeron a definir el ADN de la música popular cubana. Otros músicos aportaron aspectos esenciales del folclor afrocubano a la canción española. En una suerte de camino inefable, entre Cuba y España la música siempre ha estado en el aire. Fue un proceso elemental: después del desastre español de 1898, emigrantes y soldados, bodegueros y marineros llegaron o se quedaron en Cuba, y con ellos sus usos y costumbres. Con los hijos de la metrópoli llegaron las compañías tonadilleras, los grupos de zarzuela y el teatro costumbrista.También la música andaluza, los bailes tradicionales y el genuino flamenco desembarcaron pronto en el puerto de San Cristóbal de La Habana. En el camino de vuelta, cuando salieron de Cuba, los barcos con el oro de América cargaban también nuevas melodías y células rítmicas, giros armónicos y elementos coreográficos de inspiración afroamericana. En tierra firme, la colonia oriunda española en Cuba fue creciendo en número e importancia. Medio siglo después, cinco millones de personas residían en Cuba. De ellos, a principios de los años 50, un millón lo hacía en La Habana.Y 120.000 personas estaban asociadas a alguno de los clubes de emigrantes fundados en la ciudad. Fue allí, en los salones ampulosos de las sociedades de emigrantes gallegos, asturianos, andaluces y canarios, donde se produjo el abrazo de las músicas de las dos orillas. En décimas y coplas, la expresión poética de cubanos y españoles arraigó en la isla de los cantantes. El desembarco de la música española en Cuba refulgió en La Habana con el teatro lírico, cuyas óperas y zarzuelas jugaron siempre en casa. Apreciadas eran las visitas de Carmen Amaya, Conchita Piquer, Juanita Reina e Imperio Argentina. Desde mediados de los años 30 hasta aproximadamente 1960, punteras estaciones cubanas de radio como la CMQ y Radio Progreso contrataban a los artistas españoles más famosos para emitir actuaciones y galas de variedades con música en vivo de Los Chavales de España, Los Bocheros o Los Churumbeles. El amplio alcance de la radio y el cine, unido a la creciente popularización del disco de vinilo, permitió la rápida expansión comercial de las músicas cubanas con formas de orquestas de danzón, sextetos de son y bandas de jazz a lo cubano. De Rita Montaner y Bola de Nieve a Miguelito Valdés,Antonio Machín, Julio Cueva, Bebo Valdés y Armando Oréfiche. Con ellos, La Habana era una fiesta. Medio siglo antes de Buena Vista Social Club. Carlos Fuentes
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Doble CD de grabaciones de los años 40 a los 60, a cargo de artistas cubanos interpretando temas españoles y músicos españoles que visitaron Cuba y se vieron influidos por la música de la isla. Las grabaciones a cargo de artistas españoles fueron realizadas en emisoras de radio de La Habana y son publicadas ahora por primera vez. Incluye interpretaciones de artistas esenciales de ambos países como Conchita Piquer, Celia Cruz, Antonio Molina, Orquesta Aragón, Lola Flores, Los Xey, Ernesto Lecuona, Los Chavales de España,Tito Gómez y Orquesta Riverside…
Cuando La Habana era una fiesta, muchos españoles se apuntaron al baile. En este proceso de transculturación, que venía de antiguo, la música y los músicos jugaron un papel protagonista. Llegados de España, artistas de la canción y del teatro contribuyeron a definir el ADN de la música popular cubana. Otros músicos aportaron aspectos esenciales del folclor afrocubano a la canción española. En una suerte de camino inefable, entre Cuba y España la música siempre ha estado en el aire. Fue un proceso elemental: después del desastre español de 1898, emigrantes y soldados, bodegueros y marineros llegaron o se quedaron en Cuba, y con ellos sus usos y costumbres. Con los hijos de la metrópoli llegaron las compañías tonadilleras, los grupos de zarzuela y el teatro costumbrista.También la música andaluza, los bailes tradicionales y el genuino flamenco desembarcaron pronto en el puerto de San Cristóbal de La Habana. En el camino de vuelta, cuando salieron de Cuba, los barcos con el oro de América cargaban también nuevas melodías y células rítmicas, giros armónicos y elementos coreográficos de inspiración afroamericana. En tierra firme, la colonia oriunda española en Cuba fue creciendo en número e importancia. Medio siglo después, cinco millones de personas residían en Cuba. De ellos, a principios de los años 50, un millón lo hacía en La Habana.Y 120.000 personas estaban asociadas a alguno de los clubes de emigrantes fundados en la ciudad. Fue allí, en los salones ampulosos de las sociedades de emigrantes gallegos, asturianos, andaluces y canarios, donde se produjo el abrazo de las músicas de las dos orillas. En décimas y coplas, la expresión poética de cubanos y españoles arraigó en la isla de los cantantes. El desembarco de la música española en Cuba refulgió en La Habana con el teatro lírico, cuyas óperas y zarzuelas jugaron siempre en casa. Apreciadas eran las visitas de Carmen Amaya, Conchita Piquer, Juanita Reina e Imperio Argentina. Desde mediados de los años 30 hasta aproximadamente 1960, punteras estaciones cubanas de radio como la CMQ y Radio Progreso contrataban a los artistas españoles más famosos para emitir actuaciones y galas de variedades con música en vivo de Los Chavales de España, Los Bocheros o Los Churumbeles. El amplio alcance de la radio y el cine, unido a la creciente popularización del disco de vinilo, permitió la rápida expansión comercial de las músicas cubanas con formas de orquestas de danzón, sextetos de son y bandas de jazz a lo cubano. De Rita Montaner y Bola de Nieve a Miguelito Valdés,Antonio Machín, Julio Cueva, Bebo Valdés y Armando Oréfiche. Con ellos, La Habana era una fiesta. Medio siglo antes de Buena Vista Social Club. Carlos Fuentes
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Cuando La Habana era una fiesta, muchos españoles se apuntaron al baile. En este proceso de transculturación, que venía de antiguo, la música y los músicos jugaron un papel protagonista. Llegados de España, artistas de la canción y del teatro contribuyeron a definir el ADN de la música popular cubana. Otros músicos aportaron aspectos esenciales del folclor afrocubano a la canción española. En una suerte de camino inefable, entre Cuba y España la música siempre ha estado en el aire. Fue un proceso elemental: después del desastre español de 1898, emigrantes y soldados, bodegueros y marineros llegaron o se quedaron en Cuba, y con ellos sus usos y costumbres. Con los hijos de la metrópoli llegaron las compañías tonadilleras, los grupos de zarzuela y el teatro costumbrista.También la música andaluza, los bailes tradicionales y el genuino flamenco desembarcaron pronto en el puerto de San Cristóbal de La Habana. En el camino de vuelta, cuando salieron de Cuba, los barcos con el oro de América cargaban también nuevas melodías y células rítmicas, giros armónicos y elementos coreográficos de inspiración afroamericana. En tierra firme, la colonia oriunda española en Cuba fue creciendo en número e importancia. Medio siglo después, cinco millones de personas residían en Cuba. De ellos, a principios de los años 50, un millón lo hacía en La Habana.Y 120.000 personas estaban asociadas a alguno de los clubes de emigrantes fundados en la ciudad. Fue allí, en los salones ampulosos de las sociedades de emigrantes gallegos, asturianos, andaluces y canarios, donde se produjo el abrazo de las músicas de las dos orillas. En décimas y coplas, la expresión poética de cubanos y españoles arraigó en la isla de los cantantes. El desembarco de la música española en Cuba refulgió en La Habana con el teatro lírico, cuyas óperas y zarzuelas jugaron siempre en casa. Apreciadas eran las visitas de Carmen Amaya, Conchita Piquer, Juanita Reina e Imperio Argentina. Desde mediados de los años 30 hasta aproximadamente 1960, punteras estaciones cubanas de radio como la CMQ y Radio Progreso contrataban a los artistas españoles más famosos para emitir actuaciones y galas de variedades con música en vivo de Los Chavales de España, Los Bocheros o Los Churumbeles. El amplio alcance de la radio y el cine, unido a la creciente popularización del disco de vinilo, permitió la rápida expansión comercial de las músicas cubanas con formas de orquestas de danzón, sextetos de son y bandas de jazz a lo cubano. De Rita Montaner y Bola de Nieve a Miguelito Valdés,Antonio Machín, Julio Cueva, Bebo Valdés y Armando Oréfiche. Con ellos, La Habana era una fiesta. Medio siglo antes de Buena Vista Social Club. Carlos Fuentes