Tras 23 años practicando un estilo de salsa moderna potente y expansivo, Bio Ritmo han abierto camino hasta convertirse en uno de los conjuntos de salsa más fascinantes e impredecibles del mundo. Son verdaderos rebeldes de la salsa que se niegan a ser clasificados bajo ninguna etiqueta. Han llevado su música a clubs de rock y han dejado al público boquiabierto. Consiguen llenar la pista de cuerpos bailando al ritmo de su vintage groove mientras hacen que giren las cabezas con sus texturas electrónicas y sintes experimentales. Bio Ritmo seducen a los escépticos que solo conocen la versión hortera y comercial de la música latina. Tienen unos valores punk rock que impregnan su estilo y actitud, y citan a Stereolab y la música psicodélica brasileña como influencias al mismo tiempo que hablan de Ray Barretto y discos clásicos de la Fania. “Puerta del sur” es el siguiente paso en la ecléctica evolución de Bio Ritmo. Sirve como un informe sónico de progreso de un equipo cuya misión va por buen camino. “Este álbum es más Bio Ritmo porque cada vez sonamos más como ‘nosotros'”, dice Rei Álvarez, cantante del grupo nacido en Puerto Rico. “En nuestro sexto disco, “Bionico” (2008), dejamos de intentar ser una banda de salsa de verdad”. Se refiere a que se dieron cuenta, internamente, de que su misión no consistía en demostrar nada a nadie, sino que solo querían ser honestos consigo mismos. “Trabajar en “Salsa System” (2006) con un veterano de la salsa como Jon Fausty, que había participado en más de 3000 discos, fue como ir a un campamento militar de salsa”, dice Álvarez. Pero esta experiencia aumentó la confianza del grupo y les dio la visión para perseverar y abrazar sus elementos más extraños y experimentales. El título del disco se refiere a Richmond, Virginia, el lugar único y aparentemente incongruente desde donde operan Bio Ritmo. Es una coincidencia cósmica que ha nutrido al grupo durante toda su carrera. Las ventajas económicas de alquileres baratos y el estilo de vida sureño, más relajado, junto a su cultura proporcionan un entorno no solo para sobrevivir, sino para crecer como artistas. “Es de donde venimos, somos una banda del sur”, dice Álvarez. “Esta es la evolución de una banda sureña. Nuestras influencias musicales también son sociales. Nuestros miembros son del sur. Por supuesto, puedes tener una gran orquesta en Nueva York, pero ¿puedes mantener unido a un núcleo de músicos en ese ambiente económico donde todo el mundo está buscando una oportunidad que le proporcione un sueldo para poder vivir? Es un flujo continuo de músicos sin tiempo para tomarse las cosas con calma. Todavía es algo novedoso tener una banda como la nuestra donde vivimos, y eso hace que las sensaciones se mantengan vivas y nos permite ser creativos en unas condiciones más tranquilas”. El motivo sureño también apunta hacia el hemisferio sur, sobre todo al Caribe y la música folk y cultura de Puerto Rico y Cuba. Además de oírlo se puede ver. Álvarez también es el artista visual del grupo y suele incorporar elementos del arte popular de Puerto Rico y la Máscara del Vejigante en las portadas y camisetas del grupo. “Puerta del sur” también es un guiño respetuoso a sus antepasados del sur más apreciados, la Sonora Ponceña de Puerto Rico. Aunque no recibieron la atención de otros grupos de la Fania más conocidos durante los años 70, su álbum “El gigante del sur” transmite todo el estilo y musicalidad a los que Bio Ritmo aspiran: seguridad en su música sin pretenciosidad, arreglos brillantes que son al mismo tiempo sofisticados pero nunca pierden el groove, y un swing que parece grabado en el ADN del grupo y se propaga por toda la sección rítmica. “Puerta del sur” contiene el sonido clásico de Bio Ritmo con un nuevo giro. Están presentes todos los extraños e impredecibles elementos como los sonidos del autowah vintage y el piano eléctrico, las sorpresas del sintetizador analógico, pero también los sofisticados y estilizados arreglos de las orquestas de salsa clásica junto al vigoroso soporte de ritmo y percusión que hace bailar a la gente. Bio Ritmo son auténticos visionarios de la música latina. La aproximación única e innovadora al género les sitúa al frente de la “nueva generación de la salsa”. Con un pie en la tradición clásica, siguen experimentando con nuevas ideas y en ese proceso están contribuyendo a dar forma a la salsa que está por llegar. No se plantearon revolucionar la salsa pero al operar desde su laboratorio sónico situado en el lugar menos esperado para una banda de música latina, sin lugar a dudas han demostrado que se puede hacer crecer un jardín en cualquier sitio si se cuida de la manera adecuada.