Pedro Laza nació en 1904 en la ciudad portuaria caribeña de Cartagena de Indias, Colombia, y falleció allí en 1980. Tras aprender a tocar varios instrumentos siendo joven, estudió tipografía y diseño gráfico, pero a los 17 años supo que la música era su vocación, así que aprendió a tocar la bandurria y más tarde el contrabajo. A los 21 años creó su primer grupo, Estudiantina Bolívar, para tocar sobre todo en reuniones de estudiantes y amigos. En 1948 empezó a organizar una orquesta tropical más grande con trompetas, trombones, saxofones y una sección de ritmo, llamada La Orquesta Nueva Granada. En 1952 fundó la Sonora Pelayera (llamada así por San Pelayo, hogar del género musical porro), que en 1958 se convirtió en Pedro Laza y sus Pelayeros cuando, bajo la supervisión de Antonio Fuentes de Discos Fuentes, Laza fue contratado para acompañar al crooner bohemio de Puerto Rico Daniel Santos en su exitoso álbum “Candela”. Como Lito Barrientos, Pacho Galán y Lucho Bermúdez, a Laza le encantaba el sonido big band de swing jazz y mambo de Pérez Prado, Benny Moré, Machito y Tito Puente, que se había hecho popular en las fiestas de sociedad y entre las orquestas de hotel de la época. Laza también recogía la tradición de bandas de vientos colombianas, de la cual San Pelayo es un famoso exponente, sobre todo con arreglos de viento de estilos costeños como cumbia, fandango y porro. Cuando Laza se unió a la orquesta Emisora Fuentes de Antonio Fuentes como bajista y director, Fuentes vio la ocasión de apoyar sus innovadoras ideas de orquestación y le dio la oportunidad de grabar con su propio grupo, contando con el magnífico arreglista Clímaco Sarmiento para ayudarle a hacer realidad su concepto. Muchos músicos y vocalistas importantes trabajaron con los Pelayeros a lo largo de los años, entre ellos los saxofonistas Miguel Caro, Blas Sarmiento y Rufo Garrido, el pianista Lalo Orozco y el percusionista Clodomiro Montes. Además de Daniel Santos, contaron con vocalistas como Luis Pérez Cedrón (aka Lucho Argaín), José María Peñaranda, Crescencio Camacho (vocalista principal en varios álbumes), Henry Castro y Eliseo Herrera, que canta en este “Rito esclavo” su propio tema ‘La mafafa’, un paseaíto con doble sentido sobre el tubérculo conocido también como malanga. Además de ser el director de orquesta y un dotado intérprete de la música de otros autores, Laza compuso muchas canciones inspiradas en el folclor costeño como ‘El cucayo’ y, junto a Lalo Orozco, participó en las grabaciones y dirección de conjuntos musicales como La Sonora Dinamita y Los Corraleros de Majagual. “Rito esclavo” fue uno de los primeros LPs de Discos Fuentes en estéreo y el octavo de Laza como líder de los Pelayeros, publicado con éxito en 1961. Al escuchar el disco uno se transporta a una época pasada de coquetas bailarinas zigzagueando por el patio de un hotel siguiendo los sonidos de una gran banda y sus saxofones aterciopelados, excitantes trompetas y rotunda percusión bajo las palmeras iluminadas por la luna mientras a lo lejos las olas acarician la arena. Aparte de la cuestionable portada bondage, el disco destaca por la calidad de su grabación (un sello distintivo de José María Fuentes, ingeniero de sonido de Discos Fuentes), que sigue sonando espectacular 56 años después, con brillantes y entretejidos vientos, percusión tropical y una amplia variedad de ritmos caribeños de Colombia (cumbia, porro, paseaíto, fandango) y Cuba (cha-cha-chá, mambo). Solo hay dos temas con voces, el mencionado ‘La mafafa’ (un éxito también a cargo de La Sonora Cordobesa) y el que da título al disco, cantado por Mario Gareña, uno de los éxitos de cumbia más dramáticos de la “edad dorada” del catálogo de Discos Fuentes. Entre los instrumentales, todos son estupendos pero algunos destacan especialmente: ‘Señora Santana’ posee una melodía infecciosa, mientras que ‘Lindo Magdalena’, llamada así por el río Magdalena, que transcurre por una región que es una de las cunas de la música folclórica colombiana, es una cumbia clásica que mezcla de forma magistral instrumentación de gran banda urbana con percusión tradicional auténtica. La irónicamente animada ‘Lamento guajiro’ no desentonaría en un álbum de Tito Puente, mientras que el porro ‘La varita de caña’ cierra el disco en un punto álgido, dejándote con un sentimiento nostálgico y queriendo más. Pablo Yglesias aka DJ Bongohead