Sax Maniac

James White and The Blacks

Sax Maniac


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6,00

Munster

James White and The Blacks

Sax Maniac


SKU: MR CD 235  |  , ,

Lujosa reedición del tercer álbum de estudio de esta leyenda punk de la NY No Wave ¡3 TEMAS EXTRA, no incluídos en el disco original de 1982!

James Chance está entre los muchos genios no apreciados de la música contemporánea. Su breve periodo de producción musical, de 1978 a 1983, es un ejemplo de lo que la mejor y más breve escena NO WAVE de Nueva York tenía que ofrecer al mundo. Muchos de los contemporáneos de James en la new wave como John Zorn y Glen Branca han recibido ya el respeto que merecen. James tenía energía, visión, estilo y lo más importante, clase -una combinación que pocos músicos han conseguido o podido soñar conseguir. Imagina a James Brown utilizando a Iggy Pop como megáfono con la mitad de la banda de Brown tocando con el Ornette Coleman de su etapa free jazz guardándoles las espaldas. Ese es sólo el punto de inicio para empezar a tratar de describir el sonido de James Chance/White. Es denso (incluso desordenado o abigarrado por momentos) y poderoso. Es lo suficientemente extremo como para hacer que muchos de los pijines que escuchan punk hoy día corran con el rabo entre las piernas. ¿Qué más podrías pedir? Sax Maniac (1982), su tercer disco de estudio (sin contar con la colaboración en No New York), muestra a James cambiando parte de su groove a lo James Brown por algo del estilo funk cocainómano del Miles Davis de On The Corner. La influencia de James Brown no está ausente en Sax Maniac, es sólo que no se manifiesta en versiones (aunque juzgando por el título, Sax Machine parece cuando menos una parodia). El sonido es lo suficientemente potente para hacer a Brown enorgullecerse -¡y seguro que estaría orgulloso de los coros de las Discolitas de White! Esta música, grabada hace 20 años, suena hoy tan innovadora, valiente y absolutamente intensa hoy como entonces. James estaba años por delante de su tiempo. Así que quizás puedan llegarle ahora la fama y el respeto que merece. James Chance parece más necesario ahora que nunca. James estuvo siempre motivado por el odio. Odio contra la estupidez y la banalidad. Contra el cliché, lo insípido y lo no original. De ahí es de donde salían su fuego y su energía. Transformó la negociación en celebración, la arrogancia en elegancia, la venganza en ritmo. Y aquí, creó una febril obra maestra de funk blanco.


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Lujosa reedición del tercer álbum de estudio de esta leyenda punk de la NY No Wave ¡3 TEMAS EXTRA, no incluídos en el disco original de 1982!

James Chance está entre los muchos genios no apreciados de la música contemporánea. Su breve periodo de producción musical, de 1978 a 1983, es un ejemplo de lo que la mejor y más breve escena NO WAVE de Nueva York tenía que ofrecer al mundo. Muchos de los contemporáneos de James en la new wave como John Zorn y Glen Branca han recibido ya el respeto que merecen. James tenía energía, visión, estilo y lo más importante, clase -una combinación que pocos músicos han conseguido o podido soñar conseguir. Imagina a James Brown utilizando a Iggy Pop como megáfono con la mitad de la banda de Brown tocando con el Ornette Coleman de su etapa free jazz guardándoles las espaldas. Ese es sólo el punto de inicio para empezar a tratar de describir el sonido de James Chance/White. Es denso (incluso desordenado o abigarrado por momentos) y poderoso. Es lo suficientemente extremo como para hacer que muchos de los pijines que escuchan punk hoy día corran con el rabo entre las piernas. ¿Qué más podrías pedir? Sax Maniac (1982), su tercer disco de estudio (sin contar con la colaboración en No New York), muestra a James cambiando parte de su groove a lo James Brown por algo del estilo funk cocainómano del Miles Davis de On The Corner. La influencia de James Brown no está ausente en Sax Maniac, es sólo que no se manifiesta en versiones (aunque juzgando por el título, Sax Machine parece cuando menos una parodia). El sonido es lo suficientemente potente para hacer a Brown enorgullecerse -¡y seguro que estaría orgulloso de los coros de las Discolitas de White! Esta música, grabada hace 20 años, suena hoy tan innovadora, valiente y absolutamente intensa hoy como entonces. James estaba años por delante de su tiempo. Así que quizás puedan llegarle ahora la fama y el respeto que merece. James Chance parece más necesario ahora que nunca. James estuvo siempre motivado por el odio. Odio contra la estupidez y la banalidad. Contra el cliché, lo insípido y lo no original. De ahí es de donde salían su fuego y su energía. Transformó la negociación en celebración, la arrogancia en elegancia, la venganza en ritmo. Y aquí, creó una febril obra maestra de funk blanco.

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James Chance está entre los muchos genios no apreciados de la música contemporánea. Su breve periodo de producción musical, de 1978 a 1983, es un ejemplo de lo que la mejor y más breve escena NO WAVE de Nueva York tenía que ofrecer al mundo. Muchos de los contemporáneos de James en la new wave como John Zorn y Glen Branca han recibido ya el respeto que merecen. James tenía energía, visión, estilo y lo más importante, clase -una combinación que pocos músicos han conseguido o podido soñar conseguir. Imagina a James Brown utilizando a Iggy Pop como megáfono con la mitad de la banda de Brown tocando con el Ornette Coleman de su etapa free jazz guardándoles las espaldas. Ese es sólo el punto de inicio para empezar a tratar de describir el sonido de James Chance/White. Es denso (incluso desordenado o abigarrado por momentos) y poderoso. Es lo suficientemente extremo como para hacer que muchos de los pijines que escuchan punk hoy día corran con el rabo entre las piernas. ¿Qué más podrías pedir? Sax Maniac (1982), su tercer disco de estudio (sin contar con la colaboración en No New York), muestra a James cambiando parte de su groove a lo James Brown por algo del estilo funk cocainómano del Miles Davis de On The Corner. La influencia de James Brown no está ausente en Sax Maniac, es sólo que no se manifiesta en versiones (aunque juzgando por el título, Sax Machine parece cuando menos una parodia). El sonido es lo suficientemente potente para hacer a Brown enorgullecerse -¡y seguro que estaría orgulloso de los coros de las Discolitas de White! Esta música, grabada hace 20 años, suena hoy tan innovadora, valiente y absolutamente intensa hoy como entonces. James estaba años por delante de su tiempo. Así que quizás puedan llegarle ahora la fama y el respeto que merece. James Chance parece más necesario ahora que nunca. James estuvo siempre motivado por el odio. Odio contra la estupidez y la banalidad. Contra el cliché, lo insípido y lo no original. De ahí es de donde salían su fuego y su energía. Transformó la negociación en celebración, la arrogancia en elegancia, la venganza en ritmo. Y aquí, creó una febril obra maestra de funk blanco.


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James Chance está entre los muchos genios no apreciados de la música contemporánea. Su breve periodo de producción musical, de 1978 a 1983, es un ejemplo de lo que la mejor y más breve escena NO WAVE de Nueva York tenía que ofrecer al mundo. Muchos de los contemporáneos de James en la new wave como John Zorn y Glen Branca han recibido ya el respeto que merecen. James tenía energía, visión, estilo y lo más importante, clase -una combinación que pocos músicos han conseguido o podido soñar conseguir. Imagina a James Brown utilizando a Iggy Pop como megáfono con la mitad de la banda de Brown tocando con el Ornette Coleman de su etapa free jazz guardándoles las espaldas. Ese es sólo el punto de inicio para empezar a tratar de describir el sonido de James Chance/White. Es denso (incluso desordenado o abigarrado por momentos) y poderoso. Es lo suficientemente extremo como para hacer que muchos de los pijines que escuchan punk hoy día corran con el rabo entre las piernas. ¿Qué más podrías pedir? Sax Maniac (1982), su tercer disco de estudio (sin contar con la colaboración en No New York), muestra a James cambiando parte de su groove a lo James Brown por algo del estilo funk cocainómano del Miles Davis de On The Corner. La influencia de James Brown no está ausente en Sax Maniac, es sólo que no se manifiesta en versiones (aunque juzgando por el título, Sax Machine parece cuando menos una parodia). El sonido es lo suficientemente potente para hacer a Brown enorgullecerse -¡y seguro que estaría orgulloso de los coros de las Discolitas de White! Esta música, grabada hace 20 años, suena hoy tan innovadora, valiente y absolutamente intensa hoy como entonces. James estaba años por delante de su tiempo. Así que quizás puedan llegarle ahora la fama y el respeto que merece. James Chance parece más necesario ahora que nunca. James estuvo siempre motivado por el odio. Odio contra la estupidez y la banalidad. Contra el cliché, lo insípido y lo no original. De ahí es de donde salían su fuego y su energía. Transformó la negociación en celebración, la arrogancia en elegancia, la venganza en ritmo. Y aquí, creó una febril obra maestra de funk blanco.