Sabor a fresa

La nueva banda de Santisteban

Sabor a fresa


4,00

Vampisoul

La nueva banda de Santisteban

Sabor a fresa


SKU: VAMPI CD 106  |  , , , , , ,

Reedición de este clásico de 1971. Un exótico cocktail de jazz, música brasileña, influencias flamencas y bandas sonoras de spaghetti western. Notas interiores a cargo del experto Ximo Bonet. Incluye un tema extra perteneciente a un oscuro single de la BSO de Enseñar a un sinverguenza.

Madrileño de 1943, amamantado en la copla y la canción española, de sólida formación clásica, iniciado en las veleidades jazzísticas y enamorado de la música brasileña, Alfonso Santisteban es, entre otras muchas cosas, distinto, egocéntrico, curioso, poco glamuroso, vividor, adalid de la mala leche, digno y, digámoslo ya, grande, muy grande. Con todos esos ingredientes ajenos, Santisteban creó un sonido propio que comenzó a gestarse con la explosión atómica que fueron los 60 y tomó carta de naturaleza en los albores de los 70, cuando toda esa mezcla de conocimientos, inquietudes y deseos adquirió consistencia, unida a un devenir vital sorprendente y a su inmersión total en la música brasileña. Fue músico de sesión profesional y compositor por encargo desde principios de los 60 para estrellas del flamenco pop, autor de infinidad de bandas sonoras, muchas de ellas descabalgadas, algunas notables. Santisteban también compuso innumerables cortinillas y sintonías para las incipientes emisiones de una TVE ahíta de modernidad aperturista, decidiendo pues pagar este placentero peaje para procurarse momentos de libertad creativa total. Vayamos pues al objeto en cuestión, el maravilloso e inencontrable Sabor a fresa (Belter, 1971), cuya primera reedición respetando diseño y listado de canciones original, y añadiendo estas humildemente desmadejadas notas, es la que tiene usted en sus manos. Ya desde el inicio, el tema homónimo es la conjugación del canon Santisteban: da-ba-dás femeninos, reminiscencias a la copla, aromas de banda sonora de spaghetti-western, la devoción al jazz y la fijación con Brasil. ‘Brincadeira’ nos sumerge directamente en las playas de Ipanema, con esa cadencia inconfundible de la bossa nova. ‘Nuestro ayer’ y su guitarra a-la Concierto de Aranjuez casa de una manera casi obscena su obsesión y su realidad: Copacabana y el Manzanares, la Caipiriña y el San Francisco. ‘Limón y sal’ y ‘Zorongo’, ambas editadas en single, son dos bombas que no tienen nada que envidiar a los holy grails del euro groove que pululan raramente por la red. La 1ª está cosida con una guitarra eléctrica infecciosa mecida por vientos souleros, la 2ª con un beat que aún hoy suena nuevo, sorprendente. Ambas están ornadas por los espectaculares coros femeninos marca de la casa a cargo del Trío La La La, con Merche Valimaña al frente. Son himnos oficiales del llamado sonido Costa Fleming, centro neurálgico de la cultura de clubs y lugar de alterne – social o de cualquier otro tipo – por excelencia en el Madrid de los primeros 70. Clubs como Bocaccio, Lord Black, Octopus, J&J, donde transcurría la vida de todo aquel que fuese proyecto o realidad de la escena artística, homónimo capitalino de la Gauche Divine barcelonesa, que entonces miraba tan por encima del hombro y hoy no duraría un asalto. ‘No te acuerdas de mí’, con el majestuoso riff de guitarra de Martín Carretero, la batería incisiva y poderosa del gran Pepe Sánchez, su línea de trompeta y flauta a cargo de Pedro Iturralde y ese estribillo cantado es sencillamente… increíble. Qué decir de ‘Manías de María’, juguetona e infantil, con ecos al ‘If I Had A Hammer’, o de la crepuscular ‘Vuelve a tu ciudad’, o… Y dejaremos para el final esa maravilla que atiende por ‘Persecución’, también incluida en la banda sonora de Enseñar a un sinvergüenza” y editada en un rarísimo y cotizadísimo sencillo con una carnal Carmen Sevilla al teléfono en la portada. Es un elenco de músicos en su apogeo, scat vocals, jazz a go go, ritmos sincopados… una de las piezas capitales del jazz europeo.

La banda del compositor lounge español Alfonso Santiesteban (Madrid, 1943) probando suerte en el mundo del pop. Para este proyecto Santiesteban contó con alguno de los mejores músicos de España, como el saxofonista Pedro Iturralde o las coristas que acompañaron a Massiel en Eurovisión '68, más conocidas como el Trío La, La, La.

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Reedición de este clásico de 1971. Un exótico cocktail de jazz, música brasileña, influencias flamencas y bandas sonoras de spaghetti western. Notas interiores a cargo del experto Ximo Bonet. Incluye un tema extra perteneciente a un oscuro single de la BSO de Enseñar a un sinverguenza.

Madrileño de 1943, amamantado en la copla y la canción española, de sólida formación clásica, iniciado en las veleidades jazzísticas y enamorado de la música brasileña, Alfonso Santisteban es, entre otras muchas cosas, distinto, egocéntrico, curioso, poco glamuroso, vividor, adalid de la mala leche, digno y, digámoslo ya, grande, muy grande. Con todos esos ingredientes ajenos, Santisteban creó un sonido propio que comenzó a gestarse con la explosión atómica que fueron los 60 y tomó carta de naturaleza en los albores de los 70, cuando toda esa mezcla de conocimientos, inquietudes y deseos adquirió consistencia, unida a un devenir vital sorprendente y a su inmersión total en la música brasileña. Fue músico de sesión profesional y compositor por encargo desde principios de los 60 para estrellas del flamenco pop, autor de infinidad de bandas sonoras, muchas de ellas descabalgadas, algunas notables. Santisteban también compuso innumerables cortinillas y sintonías para las incipientes emisiones de una TVE ahíta de modernidad aperturista, decidiendo pues pagar este placentero peaje para procurarse momentos de libertad creativa total. Vayamos pues al objeto en cuestión, el maravilloso e inencontrable Sabor a fresa (Belter, 1971), cuya primera reedición respetando diseño y listado de canciones original, y añadiendo estas humildemente desmadejadas notas, es la que tiene usted en sus manos. Ya desde el inicio, el tema homónimo es la conjugación del canon Santisteban: da-ba-dás femeninos, reminiscencias a la copla, aromas de banda sonora de spaghetti-western, la devoción al jazz y la fijación con Brasil. ‘Brincadeira’ nos sumerge directamente en las playas de Ipanema, con esa cadencia inconfundible de la bossa nova. ‘Nuestro ayer’ y su guitarra a-la Concierto de Aranjuez casa de una manera casi obscena su obsesión y su realidad: Copacabana y el Manzanares, la Caipiriña y el San Francisco. ‘Limón y sal’ y ‘Zorongo’, ambas editadas en single, son dos bombas que no tienen nada que envidiar a los holy grails del euro groove que pululan raramente por la red. La 1ª está cosida con una guitarra eléctrica infecciosa mecida por vientos souleros, la 2ª con un beat que aún hoy suena nuevo, sorprendente. Ambas están ornadas por los espectaculares coros femeninos marca de la casa a cargo del Trío La La La, con Merche Valimaña al frente. Son himnos oficiales del llamado sonido Costa Fleming, centro neurálgico de la cultura de clubs y lugar de alterne – social o de cualquier otro tipo – por excelencia en el Madrid de los primeros 70. Clubs como Bocaccio, Lord Black, Octopus, J&J, donde transcurría la vida de todo aquel que fuese proyecto o realidad de la escena artística, homónimo capitalino de la Gauche Divine barcelonesa, que entonces miraba tan por encima del hombro y hoy no duraría un asalto. ‘No te acuerdas de mí’, con el majestuoso riff de guitarra de Martín Carretero, la batería incisiva y poderosa del gran Pepe Sánchez, su línea de trompeta y flauta a cargo de Pedro Iturralde y ese estribillo cantado es sencillamente… increíble. Qué decir de ‘Manías de María’, juguetona e infantil, con ecos al ‘If I Had A Hammer’, o de la crepuscular ‘Vuelve a tu ciudad’, o… Y dejaremos para el final esa maravilla que atiende por ‘Persecución’, también incluida en la banda sonora de Enseñar a un sinvergüenza” y editada en un rarísimo y cotizadísimo sencillo con una carnal Carmen Sevilla al teléfono en la portada. Es un elenco de músicos en su apogeo, scat vocals, jazz a go go, ritmos sincopados… una de las piezas capitales del jazz europeo.

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Reedición de este clásico de 1971. Un exótico cocktail de jazz, música brasileña, influencias flamencas y bandas sonoras de spaghetti western. Notas interiores a cargo del experto Ximo Bonet. Incluye un tema extra perteneciente a un oscuro single de la BSO de Enseñar a un sinverguenza.

Madrileño de 1943, amamantado en la copla y la canción española, de sólida formación clásica, iniciado en las veleidades jazzísticas y enamorado de la música brasileña, Alfonso Santisteban es, entre otras muchas cosas, distinto, egocéntrico, curioso, poco glamuroso, vividor, adalid de la mala leche, digno y, digámoslo ya, grande, muy grande. Con todos esos ingredientes ajenos, Santisteban creó un sonido propio que comenzó a gestarse con la explosión atómica que fueron los 60 y tomó carta de naturaleza en los albores de los 70, cuando toda esa mezcla de conocimientos, inquietudes y deseos adquirió consistencia, unida a un devenir vital sorprendente y a su inmersión total en la música brasileña. Fue músico de sesión profesional y compositor por encargo desde principios de los 60 para estrellas del flamenco pop, autor de infinidad de bandas sonoras, muchas de ellas descabalgadas, algunas notables. Santisteban también compuso innumerables cortinillas y sintonías para las incipientes emisiones de una TVE ahíta de modernidad aperturista, decidiendo pues pagar este placentero peaje para procurarse momentos de libertad creativa total. Vayamos pues al objeto en cuestión, el maravilloso e inencontrable Sabor a fresa (Belter, 1971), cuya primera reedición respetando diseño y listado de canciones original, y añadiendo estas humildemente desmadejadas notas, es la que tiene usted en sus manos. Ya desde el inicio, el tema homónimo es la conjugación del canon Santisteban: da-ba-dás femeninos, reminiscencias a la copla, aromas de banda sonora de spaghetti-western, la devoción al jazz y la fijación con Brasil. ‘Brincadeira’ nos sumerge directamente en las playas de Ipanema, con esa cadencia inconfundible de la bossa nova. ‘Nuestro ayer’ y su guitarra a-la Concierto de Aranjuez casa de una manera casi obscena su obsesión y su realidad: Copacabana y el Manzanares, la Caipiriña y el San Francisco. ‘Limón y sal’ y ‘Zorongo’, ambas editadas en single, son dos bombas que no tienen nada que envidiar a los holy grails del euro groove que pululan raramente por la red. La 1ª está cosida con una guitarra eléctrica infecciosa mecida por vientos souleros, la 2ª con un beat que aún hoy suena nuevo, sorprendente. Ambas están ornadas por los espectaculares coros femeninos marca de la casa a cargo del Trío La La La, con Merche Valimaña al frente. Son himnos oficiales del llamado sonido Costa Fleming, centro neurálgico de la cultura de clubs y lugar de alterne – social o de cualquier otro tipo – por excelencia en el Madrid de los primeros 70. Clubs como Bocaccio, Lord Black, Octopus, J&J, donde transcurría la vida de todo aquel que fuese proyecto o realidad de la escena artística, homónimo capitalino de la Gauche Divine barcelonesa, que entonces miraba tan por encima del hombro y hoy no duraría un asalto. ‘No te acuerdas de mí’, con el majestuoso riff de guitarra de Martín Carretero, la batería incisiva y poderosa del gran Pepe Sánchez, su línea de trompeta y flauta a cargo de Pedro Iturralde y ese estribillo cantado es sencillamente… increíble. Qué decir de ‘Manías de María’, juguetona e infantil, con ecos al ‘If I Had A Hammer’, o de la crepuscular ‘Vuelve a tu ciudad’, o… Y dejaremos para el final esa maravilla que atiende por ‘Persecución’, también incluida en la banda sonora de Enseñar a un sinvergüenza” y editada en un rarísimo y cotizadísimo sencillo con una carnal Carmen Sevilla al teléfono en la portada. Es un elenco de músicos en su apogeo, scat vocals, jazz a go go, ritmos sincopados… una de las piezas capitales del jazz europeo.


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Madrileño de 1943, amamantado en la copla y la canción española, de sólida formación clásica, iniciado en las veleidades jazzísticas y enamorado de la música brasileña, Alfonso Santisteban es, entre otras muchas cosas, distinto, egocéntrico, curioso, poco glamuroso, vividor, adalid de la mala leche, digno y, digámoslo ya, grande, muy grande. Con todos esos ingredientes ajenos, Santisteban creó un sonido propio que comenzó a gestarse con la explosión atómica que fueron los 60 y tomó carta de naturaleza en los albores de los 70, cuando toda esa mezcla de conocimientos, inquietudes y deseos adquirió consistencia, unida a un devenir vital sorprendente y a su inmersión total en la música brasileña. Fue músico de sesión profesional y compositor por encargo desde principios de los 60 para estrellas del flamenco pop, autor de infinidad de bandas sonoras, muchas de ellas descabalgadas, algunas notables. Santisteban también compuso innumerables cortinillas y sintonías para las incipientes emisiones de una TVE ahíta de modernidad aperturista, decidiendo pues pagar este placentero peaje para procurarse momentos de libertad creativa total. Vayamos pues al objeto en cuestión, el maravilloso e inencontrable Sabor a fresa (Belter, 1971), cuya primera reedición respetando diseño y listado de canciones original, y añadiendo estas humildemente desmadejadas notas, es la que tiene usted en sus manos. Ya desde el inicio, el tema homónimo es la conjugación del canon Santisteban: da-ba-dás femeninos, reminiscencias a la copla, aromas de banda sonora de spaghetti-western, la devoción al jazz y la fijación con Brasil. ‘Brincadeira’ nos sumerge directamente en las playas de Ipanema, con esa cadencia inconfundible de la bossa nova. ‘Nuestro ayer’ y su guitarra a-la Concierto de Aranjuez casa de una manera casi obscena su obsesión y su realidad: Copacabana y el Manzanares, la Caipiriña y el San Francisco. ‘Limón y sal’ y ‘Zorongo’, ambas editadas en single, son dos bombas que no tienen nada que envidiar a los holy grails del euro groove que pululan raramente por la red. La 1ª está cosida con una guitarra eléctrica infecciosa mecida por vientos souleros, la 2ª con un beat que aún hoy suena nuevo, sorprendente. Ambas están ornadas por los espectaculares coros femeninos marca de la casa a cargo del Trío La La La, con Merche Valimaña al frente. Son himnos oficiales del llamado sonido Costa Fleming, centro neurálgico de la cultura de clubs y lugar de alterne – social o de cualquier otro tipo – por excelencia en el Madrid de los primeros 70. Clubs como Bocaccio, Lord Black, Octopus, J&J, donde transcurría la vida de todo aquel que fuese proyecto o realidad de la escena artística, homónimo capitalino de la Gauche Divine barcelonesa, que entonces miraba tan por encima del hombro y hoy no duraría un asalto. ‘No te acuerdas de mí’, con el majestuoso riff de guitarra de Martín Carretero, la batería incisiva y poderosa del gran Pepe Sánchez, su línea de trompeta y flauta a cargo de Pedro Iturralde y ese estribillo cantado es sencillamente… increíble. Qué decir de ‘Manías de María’, juguetona e infantil, con ecos al ‘If I Had A Hammer’, o de la crepuscular ‘Vuelve a tu ciudad’, o… Y dejaremos para el final esa maravilla que atiende por ‘Persecución’, también incluida en la banda sonora de Enseñar a un sinvergüenza” y editada en un rarísimo y cotizadísimo sencillo con una carnal Carmen Sevilla al teléfono en la portada. Es un elenco de músicos en su apogeo, scat vocals, jazz a go go, ritmos sincopados… una de las piezas capitales del jazz europeo.

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